La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Cacerolismo

Abusan de la excepcionalidad política para opacar el control que toda democracia precisa, aun en situaciones como esta

A la política democrática la unen dos pespuntes que confluyen en el mismo bordado e idéntico objetivo: reforzar la democracia. Gobernar y legislar por una vía; control, impulso y fiscalización de quienes gobiernan por otra. Es en crisis como ésta cuando las intenciones de los espurios intereses delatan al mal político, al patán ideologizado o al auténtico gañán de la política.

Convierten el cacerolismo en el ruido de su sintonía política diaria, aun formando parte del Gobierno, a la misma vez que reinventan el plasma de Rajoy en forma de un Secretario de Estado que escoge a qué preguntas, y de qué medios, responde el Presidente. ¡Ea!

Mientras que el PP se muestra decidido a prestar a Sánchez el apoyo que ni sus propios socios de investidura le garantizan, éste le responde con altivez y mucho odio escondido con su habitual soberbia. Su indisimulable desprecio en el Congreso al líder de la oposición es indigno de un buen demócrata.

Sánchez no recibe de Casado aquel "jarabe" democrático que el socialista recetaba a Rajoy cuando el ébola. Para cumplir su misión de control, Casado no copia de aquel aspirante ansioso de poder, que trituraba a Rajoy y a su gobierno con una desmedida ambición política. Aquella crisis fue convertida por Sánchez e Iglesias en su trampolín electoral. Casado, sin embargo, ha ofrecido sus votos al Presidente.

Es imposible no pensar en lo que pasaría hoy en España si PSOE y Podemos fueran oposición y no Gobierno. Es difícilmente descriptible, pero fácilmente imaginable, el incendio urbano que estarían generando con su populismo y demagogia sin freno, tras más de 33.000 casos oficialmente declarados, y 2.182 muertos.

Un vicepresidente segundo no puede ser presidente primero de la oposición también; prometer lealtad al Rey y al rato promover caceroladas vespertinas en su contra. El Gobierno no debiera usar el drama de esta crisis para llevar el río de dolor que provoca hacia el desagüe de un cambio de régimen como el que Podemos pretende, y Sánchez consiente. Ni aprovechar la emergencia declarada para evitar el control democrático.

PSOE y Podemos han eliminado en la Mesa del Congreso los plazos legales para responder a la oposición. Abusan de la excepcionalidad política para opacar el control que toda democracia precisa, aun en situaciones como esta. Y más: colocar a Iglesias en el CNI por el atajo del estado de alarma, o mantener por "interés general" el trámite de los indultos, poco ayuda al control de Covid-19.

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