Calvo Sotelo II

Pedro Sánchez podría ser como el presidente que sustituyó a Suárez, estuvo 21 meses y no salió siquiera diputado en 1982

Cuatro fotos de la situación. 1. Ha caído el Gobierno por culpa de la corrupción generalizada en el PP. 2. Pedro Sánchez ha aprovechado la oportunidad para ser presidente, gracias a una extraña coalición; el partido más constitucional, apoyado por hispanoescépticos y contrarios a la Constitución. 3. Todos han criticado duramente a Ciudadanos, la marca de moda, por su tacticismo. ¿Rivera equivocó la estrategia? Quizá debió abstenerse. Y 4. No se acaba el mundo: los 35 valores del Íbex subían ayer a mediodía.

Hemos visto caer al gabinete Rajoy víctima de su ensimismamiento. Al PP le ha pasado lo mismo que en el 11-M. Toda España intuía que había sido un atentado islamista, mientras el presidente Aznar y su ministro del Interior Acebes querían hacer creer que había sido ETA. Ahora la mayoría de la opinión pública está convencida de que Gürtel era el PP; que hubo una caja B de la que cobraron sobresueldos sus dirigentes, incluido Rajoy, con la que incumplieron límites de gasto electoral e hicieron pagos en negro. En el inconsciente colectivo están los mensajes de Rajoy a su amigo Bárcenas, "sé fuerte hacemos lo que podemos".

Y mientras, el presidente censurado negaba la evidencia, como Groucho Marx con aquella cínica pregunta ¿a quién va usted a creer a mí o a sus propios ojos? Nada, ni hubo caja B en el PP, ni madre que la parió. Y sobre corrupción, que los registren. O que registren sus discos duros, borrados y destruidos con un martillo. El Partido Popular no salía de su enroque y lo ha sacado a gorrazos una extraña coalición. El PSOE ha sido hasta ahora el partido más constitucional de España. (Al principio, Aznar hizo serias críticas a la estructura territorial). Pero ahora hay un presidente socialista apoyado por independentistas y populistas radicales que han hecho bandera de su desprecio a lo que llaman el Régimen del 78.

El margen de maniobra de Sánchez es muy estrecho. No parece que ni él ni sus socios quieran elecciones inmediatas; alargará su estancia en La Moncloa todo lo que pueda. Tiene dos años. Puede ser un Calvo Sotelo II, el presidente que sustituyó a Suárez, estuvo 21 meses y no salió siquiera diputado en las elecciones de 1982. O no; podría sacar del ostracismo a su partido y del pudridero el embrollo catalán. Difícil lo tiene con un Gobierno débil, minoritario, aliado de partidos que exigen el reconocimiento nacional para el País Vasco y Cataluña.

Estamos ante lo desconocido. De momento, la corrupción y el miedo han sido derrotados. Hay un nuevo escenario que abre esperanzas y muchas incertidumbres.

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