La tribuna

José Luis Gómez Ordóñez

Un Camino de Ronda paseable

HACE pocos años, hicimos un extenso trabajo en el Laboratorio de Urbanismo de Granada razonando sobre las ventajas que suponía, para un ferrocarril metropolitano ligero -un híbrido entre tranvía y metro-, en una ciudad como Granada, con tan escasas calles anchas en su centro, discurrir por el subsuelo del Camino de Ronda. El acceso al subterráneo podía hacerse de manera tan brillante y atractiva como lo hizo Foster en Bilbao, convirtiéndolo en un icono de la ciudad como el Guggenheim. Suponía, además, una oportunidad para rehacer las intersecciones de Camino de Ronda con Recogidas y Severo Ochoa, mejorando la movilidad peatonal y suprimiendo las gasolineras.

El espacio liberado en superficie, decíamos, no debía ser para el automóvil - eliminar carriles de circulación para el coche es uno de los buenos argumentos para que el tranvía moderno ocupe las calles-, sino para el peatón, las plantas y los pájaros. De manera similar a como los ciudadanos de Copenhague, en referéndum, decidieron soterrar el tramo urbano de su reciente línea de metro ligero de Oresund al aeropuerto, para un mayor disfrute de la calle.

Así, proponíamos en aquel trabajo un renovado camino de Ronda, que, entre Virgen Blanca y Obispo Hurtado, un tramo de más de 300 metros de longitud, podía convertirse en un nuevo Paseo de la Virgen, con una espléndida zona verde central de 14 metros, unas aceras ampliadas y dos carriles, uno en cada sentido, para los coches. Desde la Plaza de Gracia, ese tramo de Camino de Ronda, más amable para residentes, comerciantes y paseantes, sería el eslabón verde con el Parque García Lorca y la Vega de Granada.

En el uso combativo que hizo entonces de nuestro trabajo el PP, entonces en la oposición, en su disputa municipal contra el PSOE, defendía, contra el criterio de la Junta, el soterramiento del metro ligero "como dicen los expertos…", esgrimiendo copia del libro que contenía nuestro trabajo y silenciando el argumento fundamental de regeneración radical de la calle cuyo soterramiento fue, finalmente, aceptado por la Junta.

El estado de la circulación en Granada, mientras se hacen las obras, ha demostrado que podemos funcionar con sólo dos carriles de circulación en Camino de Ronda. Ya se advertía en el trabajo que los 80 metros de anchura que suman las calles de Pedro Antonio de Alarcón. Arabial y Camino de Ronda dan para disponer algunos tramos más paseables, compensando la circulación con la de las calles paralelas. Y la razón fundamental de que se esté invirtiendo por la Junta de Andalucía en metros ligeros, en sus ciudades más importantes, no debe ser para adoptar una máscara de modernidad sino para cambiar las pautas de movilidad, reduciendo el espacio de asfalto para los coches en las calles y ganando viajeros para el transporte público, siendo un tranvía equivalente a tres autobuses y a 200 automóviles.

A tal fin, los ciudadanos deberíamos manifestar nuestros deseos en este asunto y convencer a las administraciones para que, si hace falta, ajusten sus pactos y convenios en el sentido del mayor beneficio colectivo. El tiempo para la participación pública debe ser permanente, con la única condición de que las exigencias sean razonables y los hechos no sean materialmente irreversibles. Conviene que las instituciones sepan que todos sabemos que, cuando la traza del metro ligero discurre en superficie, se suele hacer a costa de eliminar carriles para el automóvil, en vez de ocupar zonas ajardinadas o peatonales, como desgraciada e irreparablemente, se ha decidido en Severo Ochoa y Fuentenueva , así como cuando se soterra no es para que el automóvil ocupe la superficie, siga contaminando y robe viajes al tranvia, que tanto ha costado construir.

Muchas ciudades europeas han soterrado los tramos centrales de sus metros ligeros para vigorizar sus centros urbanos; cito sólo una, de cada uno de muchos países diferentes, en las que esto ha ocurrido: Copenhague, Lausana, Amberes, Essen, Brescia, Rouen, Newcastle,Toronto, Buffalo… y muchas más, han soterrado el tramo central de los metros ligeros, para que la superficie de sus calles sea paseable. ¿ Es posible que Granada se sume a este civilizado grupo?.

Pero, la información que, sobre el Camino de Ronda, se recibe en la oficina del tranvía de la Junta, en Arabial-Azorín, es que esta decisión es competencia municipal y que el Ayuntamiento se lo está pensando. Es paradójico que tantas ciudades francesas, que se exhiben como modelos, hayan ofrecido a la ciudadanía, desde el principio, los proyectos de amable reurbanización de las calles y plazas por las que pasa el tranvía, como motor y argumento básico de sus iniciativas y que aquí, muy, muy avanzada la obra de construcción, todavía se lo estén pensando.

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