Camino de ronda

Cada nueva carretera que se construye, lejos de hacer desaparecer los coches, los atrae

El alcalde Gallego Burín presentaba el Camino de Ronda como la barrera que impediría la invasión de la Vega por la ciudad. Además, permitiría sacar de Granada el tráfico de paso. La Redonda parecía una buena idea, aunque requiriera el sacrificio de algunos pedazos de esa Vega que entonces empezaba en el Carril del Picón.

Con el tiempo, los caminos se convirtieron en calles y trocearon más y más los huertos que había entre la ciudad y la ronda. Luego los huertos se convirtieron en solares y los solares en edificios; y los edificios acabaron saltando la supuesta barrera e invadiendo el otro lado de la Vega. La carretera que bordeaba la ciudad se convirtió en una avenida que la atravesaba.

De niño vivía con mi familia en un piso de uno de los edificios que flanquean, apiñados, el Camino de Ronda. Algunas noches me despertaban los camiones que atravesaban la ciudad a cualquier hora. De día nos atormentaban los constantes atascos. Pareció buena idea construir una circunvalación que sacara de la ciudad el tráfico de paso. Aunque algunos presentaban esa autovía como la barrera definitiva que protegería la Vega, para otros significaba un nuevo bocado a aquella. Pero parecía no haber otra solución y el bocado se dio.

La Circunvalación se reveló pronto insuficiente. Empezó a colapsarse en las horas punta y se la señaló como una de las causantes de la boina que cubre Granada. Se hacía necesario construir una variante exterior que volviera a absorber el tráfico de paso y alejara parte de la contaminación. Esta infraestructura es la que ha venido a inaugurar esta semana el ministro de Transportes.

Lo hecho, hecho está. De nada sirve ya discutir si debimos construir esas vías. Pero esta historia enseña que cada nueva carretera, lejos de hacer desaparecer los coches, los atrae. No puede ser que el único plan para resolver los problemas de movilidad y contaminación de una ciudad consista en construir sucesivos caminos de ronda. ¿Y si probamos a reducir el número de coches en circulación y apostamos por trenes, bicis y tranvías?

Si no cambiamos el modelo, la Circunvalación y la Variante Exterior volverán a colapsarse y escucharemos voces reclamando más carreteras. El ministro ya anunció algunas el otro día. La Vega será un mosaico de pequeñas parcelas dibujadas con líneas de asfalto. Luego esas parcelas serán solares y los solares, edificios. Como en el Camino de Ronda.

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