Que sí. Que llega la primavera -este año un poco tarde- y Granada se pone muy bonita. Que los turistas desbordan la ciudad y la economía local sale un poco de la asfixia. Pero la 'cara B' de esos beneficios que deja el tener una ciudad tan atractiva para los visitantes son, por ejemplo, las despedidas de soltero que han vuelto a inundar la capital. Las calles del centro volvieron a convertirse ayer en un epicentro del dudoso gusto. ¿Hay necesidad de esto?

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