Res Pública

José Antonio Montilla

montilla@ugr.es

Campaña electoral

Lo que depende directamente del resultado de estas elecciones es el futuro de los servicios públicos de Andalucía

Antes se decía que las campañas electorales no servían para nada; ahora, en tiempos de voto líquido, cuando prácticamente la mitad del electorado afirma que no ha decidido su voto a quince días de las elecciones, la campaña adquiere más importancia. Por eso, hay que tomársela en serio. No se trata de leerse todos los programas sino de formarse una idea sobre las propuestas de cada opción política. Y esto no resulta difícil pues las posiciones de los bloques ideológicos, izquierda y derecha, son distintas en empleo, recuperación económica, sanidad, educación, servicios sociales, etc.

En unas elecciones autonómicas no se dirime la política económica o el mercado de trabajo. Aunque la actuación de los gobiernos autonómicos influye, esas políticas vienen determinadas por el Gobierno de España. Por ello, Feijóo, el de Finisterre, un día pone en cuestión los magníficos datos de empleo del mes de mayo en España y al día siguiente saca pecho por la bajada del paro en Andalucía, aun siendo menor que la media española (2,61% frente a 3,29%). Y es que en esa materia, los gobiernos autonómicos pueden ayudar u obstaculizar con sus políticas de empleo pero el resultado va a depender más de lo que se haga desde el Estado. Así, en Andalucía baja el paro y los empleos son de mejor calidad, como en el resto de España, por la reforma laboral y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, aprobados en el Congreso con el rechazo de la derecha y la ultraderecha.

Lo que depende directamente del resultado de estas elecciones es el futuro de los servicios públicos en Andalucía. En sanidad, en educación o dependencia, el Estado establece sólo el marco normativo básico pero las políticas a desarrollar son definidas por la Comunidad Autónoma. Lo hemos comprobado con la sanidad, una de las materias en las que mejor se advierte el traslado a las políticas públicas de las distintas opciones ideológicas. Tras la pandemia, algunas Comunidades han reforzado su sistema sanitario público; Andalucía, no. Aquí se ha despedido a 8.000 profesionales sanitarios y se ha modificado la ley para facilitar los conciertos con clínicas privadas. El efecto es lógico: deterioro de la atención primaria, con largas listas de espera hasta para que te atienda el médico de familia, e incremento exponencial de los seguros privados. No es casual. Es la opción de la derecha que Vox expresa con claridad cuando dice que la sanidad pública universal es una lacra. Eso es lo que nos jugamos en estas elecciones: continuar el proceso de deterioro y privatización del sistema sanitario público o revertirlo.

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