Público y privado

maría Escudero

Caótica LAC

LA nueva línea de autobuses urbanos ha sido presentada por el Ayuntamiento y la Concejala responsable, la señora Ruiz, como un sistema ultramoderno, de alta eficiencia y no contaminante, que no se corresponde con lo que esta percibiendo la ciudadanía de Granada. En primer lugar se ha despejado el centro (una parte del centro, para ser más exactos) pero se han trasladado, y de qué manera, los atascos a todos los barrios de la ciudad, a los que por otra parte se les ha reducido la frecuencia de los autobuses a sus zonas de residencia, y se han eliminado numerosas paradas que en combinación con los trasbordos lo que están produciendo es unos tiempos mucho mayores que antes en los desplazamientos. Respecto de la contaminación han producido el mismo efecto al trasladar a los barrios el problema, cuyos autobuses son los mismos de antes. Por otra parte, en el recorrido de la línea de alta capacidad, se han reducido los tiempos de cruces en los semáforos causando con ello un perjuicio a los peatones.

Lo más llamativo es sin embargo la disposición de los llamados intercambiadores de Caleta y Palacio de Congresos, que además de estar abarrotadas no cumplen su función debido a la distancia entre las paradas de los nuevos autobuses con las de las otras líneas. Hay quejas, protestas y muchos despistes, hasta bromas con la conveniencia de llevar una brújula debido a la nueva denominación de las líneas periféricas. Si en Caleta se tienen que desplazar las personas usuarias hasta Villarejo, en Palacio de Congresos es hasta Fernando de los Ríos. En este caso la situación se agrava debido a la ubicación del Parque Sur de Bomberos, al que tienen prácticamente encajonado entre la LAC y los autobuses metropolitanos que se estacionan exactamente en la salida de los camiones contra incendios. En este caso no estamos sólo ante un problema de movilidad, sino poniendo en riesgo la seguridad de todos.

El equipo de gobierno del Ayuntamiento ha mostrado su satisfacción por el resultado de la implantación del nuevo sistema achacando la masificación a la gratuidad de las dos primeras semanas y a la coincidencia con las rebajas. Han reconocido la necesidad de hacer "ajustes", que se vienen mostrando no sólo necesarios sino urgentes. Ahora en cuanto subes a una de las unidades de la LAC lo que se percibe es que lo autobuses están muy llenos, masificados, y además tienen pocos asientos, y cada cual cuenta asombrado lo que ahora tarda, mucho más que antes, en sus desplazamientos habituales. Aunque para comprobar sus verdaderos efectos habrá que esperar a la vuelta de vacaciones con la ciudad en plena actividad laboral, escolar y turística.

Lo que estamos viviendo es un error de planteamiento, ya se escuchan soluciones entre los usuarios, un fracaso del Plan de Movilidad que en lugar de responder a las necesidades de una ciudad metropolitana, a su centro histórico, sus barrios y los municipios que la circundan, está produciendo más traslados, más tiempos de espera, más pérdida de productividad.

Un caos, es lo que está siendo la LAC.

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