Capital cultural. O no

No es una situación excepcional o reciente, sino que la tradición cultural entronca con la historia de Granada

Granada es una ciudad innegablemente relacionada, para bien, con la cultura. La cultura con mayúsculas y con minúsculas: hay teatro, hay conciertos, hay música en directo, hay festivales de música o de poesía, hay grupos de rock o indies o de folk, hay compañías de teatro, hay un salón del cómic… En fin, que la oferta cultural es extensa y que las personas que crean y producen cultura son muchas y muy diversas en esta ciudad. Y no es una situación excepcional o reciente, sino que la tradición cultural entronca con la historia de Granada.

Puede que ese sea uno de los muchos motivos que han impulsado al Ayuntamiento a proponer en marcha la elaboración de un Plan Estratégico de la Cultura con el que la ciudad se prepare para convertirse en Capital Cultural Europea en 2031.

Han pasado cuatro años desde que se iniciara este proyecto, pero en el mes de agosto el nuevo equipo de gobierno municipal anunció la puesta en marcha de un plan estratégico para planificar ese evento, uniéndolo al 500 aniversario de la Universidad de Granada. De momento, se ha creado una comisión (#Granada2031), integrada por un equipo técnico municipal, representantes de los grupos políticos y personas expertas relacionadas con la cultura, el turismo o los servicios. También puede participar la ciudadanía a través de sistemas telemáticos.

Mientras esa Comisión se reúne, se organiza y planifica, la vida (cultural) de la ciudad sigue su curso.

Para muestra, un botón. O mejor: un pequeño surtido.

En el acto inaugural del curso académico 2019, acto protocolario que reúne a las instituciones granadinas, se echó de menos al nuevo alcalde de la ciudad, con otros compromisos en su agenda.

El pasado septiembre, por "falta de tiempo" no se organizó el concierto inaugural de la OCG que se había convertido ya en una tradición. Y que, además, permitía asistir a la actuación de una de las más prestigiosas orquestas de este país a personas que habitualmente no acuden a salas de conciertos ni pueden disfrutar de la música clásica.

Unos días después, el gerente de esa misma orquesta, Günther Volg, presentaba su dimisión por falta de apoyo y el desinterés institucional para con la entidad.

Un poco después, en el primer concierto de la OCG en el auditorio Manuel de Falla, entre los aplausos, el lema más coreado por quienes asistían fue "¿dónde está el alcalde?".

Mal empieza esto de la capitalizad cultural.

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