Escribíamos ayer que al delegado de Educación se le estaba poniendo cara de exdelegado. Y así ha sido apenas unas horas después, cuando ha completado su metamorfosis. Oficialmente ha dejado el cargo por motivos personales, pero lo cierto es que el consejero Imbroda ya lo dejó el día anterior con un pie fuera del organigrama de la Junta al atribuir a sus 'malas dotes' de comunicación toda la crisis de los colegios rurales. "Este revuelo que ha habido en Granada pues lo veo como un sinsentido total, así que por favor calma, tranquilidad", señaló el consejero tras el paso atrás del delegado granadino, a quien se le podría aplicar esa máxima futbolera de que, cuando los aficionados empiezan a silbar al presidente, el entrenador está acto seguido en la cola del paro. Así que se ha culpado al exdelegado de la crisis generada en las escuelas y de la muerte de Manolete si hubiera sido necesario. Pecó de vehemente y se sobreexpuso en los medios para defender la postura de su partido y ha acabado defenestrado.

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