Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Carros y carretas

La ministra de Igualdad ha demostrado que sobra incluso en un Gobierno tan cuarteado como éste

Permitan que albergue pocas dudas al respecto: Pedro Sánchez, que puede tener muchos defectos pero que no ha caído de un guindo, se quitaría de encima a Irene Montero de un manotazo si tuviera la más mínima posibilidad de hacerlo sin pagar un peaje por ello. La ministra de Igualdad ha demostrado ya sobradamente que sobra incluso en un Gobierno tan cuarteado y desnortado como este. Pero no puede hacerlo sin pagar un precio inasumible: tendría que dinamitar la coalición y convocar elecciones antes de lo previsto. Y ni los tiempos ni las encuestas están para tentar a la suerte. Suena campanas de final de ciclo y en la calle se da ya por amortizado al presidente Sánchez y se hacen cábalas sobre la llegada del presidente Feijóo. El resultado de la ecuación es que el actual inquilino de la Moncloa seguirá tragando los carros y carretas que tengan a bien sus aliados hasta el final natural de la legislatura.

Porque también se descarta que la ministra-problema dé un paso atrás, reconozca los follones creados y se quite de en medio. Podemos, que -no debe olvidarse- continúa bajo el férreo control de Pablo Iglesias, está metido en sus luchas internas y en su batalla contra Yolanda Díaz. Su permanencia en el Gobierno le asegura foco mediático y munición para estas peleas. En política nada es casual: tampoco que la tormenta de le ley del sólo sí es sí coincida en el tiempo con las medidas impulsadas por Sánchez para hacer más digerible la subida de las hipotecas en estos tiempos de inflación desbocada.

Mientras tanto, las semanas pasan y cada vez se generaliza más la impresión que desde el Gobierno se le está haciendo a Alberto Núñez Feijóo, por pasiva, la tarea más complicada que tiene que acometer en estos momentos: la de la credibilidad. Sánchez pierde credibilidad a chorros y toda la que él se deja por el camino son escalones sobre los que se impulsa el líder el PP en su estrategia para llegar al Gobierno. El Ejecutivo de coalición nunca estuvo sobrado de crédito social, pero en los últimos tiempos la cosa ha cogido un ritmo endiablado. Y no siempre, pero sí en muchas ocasiones, esa pérdida de credibilidad viene de la mano de sus socios en el Gobierno o de los trágalas a los que lo someten sus socios parlamentarios. La salida de la Guardia Civil de Tráfico de Navarra es, por ahora, la última cuenta de un collar que ya tiene muchas vueltas. Y las que todavía tiene que dar.

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