Carta a la ciencia

Para encontrar certezas absolutas y respuestas sin discusión, ya tenemos a la clase política

Mi recuerdo más lejano de decidirme por una carrera de "Ciencias" lo encuentro en el día que mi profesor D. Urbano nos llevó al laboratorio, una palabra que nos imponía cierto respeto, y contemplé por el ocular de un microscopio una preparación o una gota de algún charco donde pululaban protozoos. En realidad yo no sabía que era aquello, no recuerdo si la preparación estaba enfocada o si D. Urbano nos explicó cómo conseguir el enfoque necesario para visualizar adecuadamente a los bichitos que por allí se agitaban. Allí quedó una alucinación por ese mundo y casi quince años después resultó que terminé haciendo una tesis en Microbiología. Cada vez que alguna de las plataformas de información científica me dice que alguien ha leído un artículo de los que publiqué hace ya décadas, me viene al recuerdo aquella primera visión al microscopio que me permitió mi profesor.

Don Urbano fue el rey mago que me abrió la puerta al mundo de lo desconocido, pues esa es la aventura de la Ciencia, buscar respuestas a cosas que no conocemos y darles una solución provisional pero que nos sirve para seguir adelante. Y siempre sabiendo que aunque creas saber mucho, en realidad cada vez sabes que hay más, muchas más cosas por descubrir y que tienes que compartir tu conocimiento con todos para poder progresar más rápido. Ese es el mundo de la Ciencia que me abrió aquel profesor.

Para encontrar certezas absolutas y respuestas que no permiten discusión ni diálogo ya tenemos a la clase política, la que no pacta ni acuerda salvo cuando se asegura el sillón y el mando. La misma que desde hace años ha olvidado invertir e impulsar el trabajo de la Ciencia en este país. La misma que se escuda en criterios científicos de conveniencia para mentir, para quedar bien, rascar votos y salir en la foto.

Seguro que muchos niños y niñas han pedido en sus cartas a los Magos venidos de Oriente, como los califica el evangelio de Mateo, que traigan salud para los suyos, que nos salve de la pandemia. Disculpen los infantes si les pido que convenzan a sus padres y madres para que hagan el ruego de pedir a los dirigentes de este país una mayor inversión en Educación y en Ciencia que así seguro nos sanaremos y no tendremos que confiar ni en magias, ni en promesas electorales, ni en otras mentiras. Vale.

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