Carta navideña

A los 'Presidentes de Repúblicas Imaginarias' les deseo todo lo mejor en esta carta real, por efectiva

Hay ocasiones en que el capricho del calendario te ofrece un regalo inesperado y en esta ocasión, digamos, me ha tocado en forma de leve descanso. Por aquello de las conjunciones de días y semanas, con el Sol en Sagitario y la Luna en creciente, compruebo que el próximo martes de este Cajón coincidirá con la festividad de Navidad, es decir ese extraño día en que no puedo salir a comprar la prensa. Ese extraño día en que el papel no está en el quiosco y mi estimada Flora puede descansar y las redacciones, aunque digitales, habrán parado unas horas. E igualmente el martes siguiente cuando estemos celebrando el nuevo año.

No creo que les sorprenda que dos semanas antes de Navidad les escriba una carta navideña pues tengo la sensación, y seguro que muchos de ustedes también, que la Navidad llega ya casi después de que empiece el colegio, allá por septiembre. Estoy por afirmar que estamos de Navidad todo el año, si por Navidad entendemos que hay que comprar y comprar y volver a comprar (como los peces del río). A todos ustedes en esta carta real, no por monárquica sino por efectiva, les deseo todo lo mejor y etcétera, ya saben, todo eso que va a llenar los móviles y WhatsApp en los próximos días.

Empero mi carta navideña va dirigida, con especial apego, a todos los PRI que vienen apareciendo últimamente en nuestro país, es decir a todos los 'Presidentes de Repúblicas Imaginarias', si me permiten esa sigla de nueva creación que también podría servirles para crear un partido propio, por ejemplo Presuntuosos Revueltos Independientes.

A todos ellos les deseo las mejores fiestas y les doy un consejillo para alegrarles estos días de concordia, si es que ellos conocen el significado de ese vocablo. Al imaginario vice-presidente Torra y a su fugado imaginario presidente les animo a que mantengan un ayuno solidario hasta que Waterloo aparezca en los libros de historia como la mayor victoria de Napoleón. A Pablo Iglesias le sugiero vaya preparando "las cartas a los Presidentes Magos" para que los niños de su república las depositen en el buzón de la Constitución imaginaria. Y a Pedro Sánchez le deseo que Papá Noel (los Reyes Magos no, claro) le traiga su regalo más deseado: que no tenga que convocar elecciones hasta por lo menos el 2032, cuando en España todos los contribuyentes conduzcamos trineos voladores. Vale.

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