Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Cartillas de racionamiento

Al paso que vamos en España acabarán apareciendo los fantasmas de la posguerra

El desgobierno de Pedro Sánchez, al que me refería la pasada semana, se viene escudando en las inesperadas crisis mundiales de los dos últimos fatídicos años -la pandemia y la guerra de Ucrania- para justificar la realidad actual y las perspectivas futuras que nos agobian. Dos bichos peligrosos, de efectos mortales, como el Covid y Putin, se presentan como los principales causantes de nuestras calamidades. Sin embargo es llamativo que en España hayamos tenido cerca de 200.000 víctimas mortales del virus que, sin duda, no es culpa del Gobierno, aunque tal vez podían haberse mitigado sus efectos letales con previsiones, como todo indicaba, o si hubiésemos atendido debidamente a las residencias de ancianos, etc. Incluso ahora, donde alardeamos de haber superado momentos difíciles, no parece normal contabilizar a estas alturas cien, doscientos o trescientos muertos los fines de semana, cuando se han eliminado cuarentenas o se piensa hacerlo con las mascarillas. Cómo no parece normal que toda la culpa de la crisis económica que padecemos y las que nos auguran sea culpa exclusiva de la criminal guerra del siniestro zar Putin I 'el exterminador', tantas veces recriminado aquí cómo vergüenza no sólo de sus súbditos rusos, sino de la Humanidad que no puede reconocerse en este monstruo de siglo XXI.

Se ha dicho que estos años tan negros nos han cogido a los españoles con los peores gobernantes, incapaces de hacer frente a esta crisis, en la que sólo saben ponerles parches -tiritas para tan graves heridas- y decretar medidas que ya suenan a los fantasmas de la posguerra, tan olvidados o desconocidos para las nuevas generaciones, como los racionamientos. Hubo en la posguerra tal desabastecimiento y pobreza que se implantaron cartillas de racionamiento. Recuerdo, con 3 o 4 años, acompañar a mi abuela para recoger la ración correspondiente: un poco de aceite negro, salido de unos recipientes transparentes a manivela, algo de azúcar, lentejas -con cocos-, garbanzos y poco más. La leche la distribuían en polvo -la mandaban los americanos- y así vivimos una posguerra que provocó otro Putin de turno, llamado aquí Franco, que entraba, sin embargo, bajo palio en las catedrales.

Todos los encuestados afirman que la economía está mal o muy mal y creen empeorará. Cuando la inflación roza el 10% -estaba cerca del 7 antes de la guerra-, cuando había 11 millones de españoles en riesgo de pobreza, según Cáritas -antes de la guerra-, cuando el malestar crece imparable, con la subida desorbitada de la cesta de la compra, la luz y cualquier cosa, escudarse tras el sanguinario Putin no les vale a los gobernantes, incluidos los inquilinos de La Moncloa.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios