La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Cataluña tapa lo importante

Las pensiones de los próximos años están en peligro: el sistema colapsará si no se le pone remedio, y ya vamos tarde

Uno de los efectos más negativos del proceso secesionista de Cataluña, aparte de un hartazgo ciudadano que desmotiva sobre toda la cosa pública, es que España no dedica su atención, esfuerzo y energía a resolver problemas esenciales para su futuro inmediato. La política se ha volcado en el conflicto territorial y ha dejado de ocuparse de conflictos que, a la larga, afectan mucho más profundamente a la cohesión social y la convivencia.

Se me ocurren dos ejemplos. Uno: la salida de la crisis (sólo ahora hemos logrado recuperar el mismo número de trabajadores empleados que en 2009) ha traído consigo un aumento extraordinario de la desigualdad social, que amenaza con quedarse entre nosotros. Dos: las pensiones de los próximos años están en peligro, por la acción combinada del envejecimiento de la población (estamos a la cabeza del mundo, sólo por debajo de Japón) y la precariedad laboral y los bajos salarios. Lo primero dispara los gastos del sistema de protección social; lo segundo reduce los ingresos.

El sistema colapsará si no le ponemos remedio. El problema es que ya vamos tarde. El Fondo Monetario Internacional acaba de pronosticar que las actuales pensiones españolas se deteriorarán un 30% mientras sus perceptores las sigan cobrando. Pero si no se toman medidas urgentes llegará pronto el momento en que no todos los futuros jubilados podrán ser perceptores de pensión. Así de crudo. ¿Qué pasa? Pues que los diputados del Pacto de Toledo no avanzan en los consensos imprescindibles para salvar las pensiones de las generaciones inminentemente venideras. Están, como todos, pendientes de Cataluña y sus vicisitudes, y enfrentados a causa de Cataluña. Haría falta un pacto de Estado, pero el Estado se dedica a otra cosa.

Con la desigualdad, tres cuartos de lo mismo, y con la dificultad añadida de que es un asunto de diagnóstico complejo y para el que los médicos no se ponen de acuerdo en su recetario. El caso es que la sociedad que viene saliendo a duras penas de la crisis es más injusta que la anterior, ha crecido el riesgo de pobreza -más que en casi todos los países de la OCDE- y sectores sociales muy amplios se han instalado en la vulnerabilidad y sin horizonte de cambio a la vista.

Algo habrá que hacer al respecto porque sin cohesión social la estabilidad política se acaba rompiendo. La democracia misma se degrada si no es incluyente y mínimamente igualitaria. Pero nosotros estamos con Cataluña.

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