El 28-A y Cataluña

Tanto los que abogaban por el 155 -PP, Cs y Vox- como por la vía unilateral -JxC- fueron derrotados en Cataluña

El resultado de las elecciones generales celebradas el pasado domingo además de ofrecer una amplia victoria del PSOE (de la que se pueden sacar muchas conclusiones), ofrece una serie de claves muy importantes para el abordaje del conflicto territorial y de convivencia existente en Cataluña.

Analizando los resultados de Cataluña llama la atención que quienes apostaban por la aplicación de un 155 permanente y por la recentralización de competencias (Vox, PP y Cs), obtuvieron sólo 7 de los 48 escaños en juego. Por el otro lado, los que defienden las tesis independentistas unilaterales (agrupados en torno a Junts per Catalunya), fueron derrotados frente a quienes dicen apostar por la vía pactada (ERC).

Y si lo miramos desde el punto de vista de quienes defienden la independencia (sea unilateral o pactada), frente a quienes defienden que Cataluña siga formando parte de España, los primeros solo obtuvieron el 39% de los sufragios por lo que de nuevo ha quedado de manifiesto que suponen una clara minoría.

Desde mi punto de vista y con estos resultados en la mano, hay bases y sustento democrático más que suficiente para que el conflicto territorial de Cataluña pueda y deba abordarse buscando una solución basada en la renovación de un acuerdo de convivencia que sea compatible con la profundización de un mayor autogobierno que no conlleve privilegios exclusivos y que se concrete en un nuevo Estatuto de Autonomía, refrendado por las Cortes Generales y por la ciudadanía de Cataluña.

Desde este enfoque, la derecha que quiera de verdad situarse en el 'centro político' tendrá que asumir una visión de Estado que le permita aportar soluciones de convivencia en lugar de taponar y evitar las mismas.

Estar en el centro es eso. No es un discurso ni un titular de prensa. Y este es el reto que tienen tanto Cs como el Partido Popular en relación a uno de los asuntos y desafíos más relevantes en la política española.

El Gobierno socialista que surge de las urnas del 28-A tiene la legitimidad y el apoyo popular suficiente para desarrollar una solución política en Cataluña basada en esos principios. Y creo que quienes aspiren a ser alternativa de centro-derecha, están llamados a cooperar con esa visión de Estado que se requiere para afrontar desafíos de ese nivel. Veremos qué pasa y si saben estar a la altura requerida.

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