El Centro Lorca: las cuentas claras

Es posible que se esté haciendo menester la explicación de cómo y dónde se han invertido los caudales públicos

Está resultando últimamente un tema recurrente, aunque aparece y desaparece, como si de un guadiana informativo se tratase. El llamado Centro Cultural García Lorca, desde que casi se terminó de hacer, hace algo más de un año, en la granadina plaza de La Romanilla, viene de vez en cuando siendo noticia por lo que no debiera de serlo: la desaparición de dinero público. Y no seis, ni ocho reales de peseta, sino de millones de euros, que es de lo que se habla.

Primero "desaparecieron" o no "comparecieron" en las cuentas provisionales algo más de cuatro millones de euros -en torno a seiscientos setenta millones de pesetas- de los que era responsable, según Laura García-Lorca, el anterior secretario de la Fundación con el nombre del poeta, que se hallaba en "paradero desconocido" y que había sido denunciado por la propia Fundación. A esos milloncejos hay que añadir otros cuantos -algo así como la mitad de los anteriores- que la Fundación García Lorca, al presentar las cuentas finales de la edificación de este moderno centro, no ha podido aún justificar. Y todavía quedan proveedores de bienes o servicios para esta obra, que no han cobrado. Total, que aquí muy poca gente sabe la hora que es, ni por qué ventanilla se despacha…

Lo cierto es que, además de lo dicho; que lo es con imprecisiones, dado el oscurantismo informativo; el consorcio constituido por el Ayuntamiento granadino, la Diputación Provincial, la Junta de Andalucía, el Ministerio de Cultura y la propia Fundación García Lorca, aún no han explicado, con claridad meridiana, cuánto dinero se ha invertido y en qué, cuánto se ha gastado y en qué conceptos y cuánto se ha pagado realmente, cuánto se debe aún de pagar y cuánto es lo realmente "desaparecido" que se sepa, hasta este momento.

A todo esto, por el centro cultural García Lorca no se ha mostrado, ni existe en depósito alguno, ni una tarjeta postal, o servilleta de papel con algún escrito autógrafo del universal poeta y dramaturgo de Fuente Vaqueros. Nada de nada.

Se hizo, en el corazón del edificio, una cámara acorazada, de acero por todas partes, colgante y con acceso imposible sin control autorizado, en la que no hay depositado ni el polvo, porque no dispone de ventanas por las que entrar. De Federico no tiene el edificio más que el nombre y la presencia de algún familiar en el Consejo Rector -¿se llama así?- además de la extraña -por llamarla de algún modo- administración de los dineros públicos, que las instituciones de la Administración dejaron -nadie sabe por qué razón- en manos de una fundación particular, y cuyos fondos documentales, los que se presume que pueden ser los que den ser y justificación a este Centro Cultural, parece que están, de alguna forma, comprometidos con La Caixa, esa entidad financiera catalana.

Dado que el tiempo pasa -días, semanas y meses- sin que en el centro de La Romanilla asomen los ojos encendidos de alegría o las pobladas cejas del poeta más grande de Granada, es posible que se esté haciendo menester la explicación de cómo y dónde se han invertido los caudales públicos, cuentas, claro está, avaladas por interventores de corporaciones o instituciones de derecho público. Y queremos presuponer que serán muy claras. Y también es menester que se vaya sabiendo -porque no es secreto de estado- cuando llegarán los fondos documentales que justifiquen la construcción del edificio. ¿O no?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios