palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Cerco a la Alhambra

LA conquista de la Alhambra es una vieja y épica obsesión del Partido Popular desde hace más de una década. Con José María Aznar en el Gobierno y Gabriel Díaz Berbel en la Alcaldía el PP puso en marcha un estrepitoso cerco para tomar los palacios. Como no disponía de mayoría en el Patronato, y la gestión del monumento fue transferida a la Junta a comienzos de la década de los ochenta, la estrategia ideada en Madrid consistió en anular el traspaso mediante una lectura diabólica del decreto original firmado por el entonces ministro de Cultura Javier Solana. El cerco, pese a la contumacia, no prosperó aunque se vivieron capítulos penosos y agotadores. Díaz Berbel convocó un concurso para premiar el mejor artefacto mecánico para subir a la Alhambra: desde una escalera mecánica como la de los supermercados a un transbordador pasando por un funicular o un tren eléctrico. Como no hubo manera de romper el cerco, el entonces alcalde ideó un sistema de focos para proyectar luces de colores sobre la alcazaba inspirado en las pirámides de Egipto. Tampoco prosperó: Inocuo pero muy hortera.

Pero aquella serie de tentativas fracasadas no han debilitado la vieja querencia. La Alhambra sigue siendo un bastión independiente, un bastión que en los sueños se transforma en una cristiana vieja que grita desesperada desde los adarves: "Liberadme, liberadme". Y la tropa, atenta, vuelve a reunirse para preparar el asedio.

No es casualidad que dos de los cuatro "grandes proyectos" enunciados por el alcalde José Torres en el discurso de la toma de posesión tengan que ver con el monumento y todos, también, tengan algo de batalla depredadora, de toma de la ciudadela por los nuevos (reyes) católicos. El primero es el viejo empeño en subir a la Alhambra a bordo de un artefacto. El alcalde sigue erre que erre dispuesto a agujerear la colina de para embutir en su interior un ascensor y que los turistas se paseen como si fuera la atracción de uno de esos parques temáticos en boga que incluyen montañas rusas y norias hiperbólicas. Ha hecho bien el consejero de Cultura en supeditar todo al dictamen de una comisión técnica una vez comprobado que apelar al respeto patrimonial es como predicar a las montañas.

El segundo proyecto es la culminación del Cierre del Anillo, descrito en su momento por Luis Gerardo García-Royo, asumido por la Junta, y que se encuentra felizmente paralizado por la oposición contumaz, entre otros, del Patronato de la Alhambra. En el PP, sin embargo, son conscientes de que se aproximan tiempos de cambio político , y que el hipotético triunfo de Arenas supondría también la entrada victoriosa a la Alhambra y entonces no habrá un solo impedimento que frene el paseo militar.

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