CON algo de dificultad he leído los programas electorales de CiU, PSC, PP y ERC. CiU sólo dispone de su propuesta en catalán, y eso ya lo dice todo. En casa de mis padres había discos de Serrat en castellano y en catalán, pero en la Cataluña excluyente de Artur Mas deben sobrar Miguel Poveda y Maite Martín. A Mas le interesan los chamanes. Por eso, su programa explica que, con un Estado independiente, los accidentes de tráfico se reducirán en un 50% y aumentará en cinco puntos la tasa de supervivencia del cáncer (páginas 27 y 28 del programa). Del PSC he comprendido cuál es su propuesta de federalismo: el Estado chacha. El poder federal se reduce a los soldados, a los embajadores y a asistir en las catástrofes naturales. El Gobierno federal no podrá "interferir" ni en sanidad ni en educación ni en cultura, y además, Cataluña será la tercera en recibir los mayores recursos del Estado porque ése es su puesto en aportaciones. Sí, es el socialismo que se olvidó de la redistribución de la riqueza y de la cohesión territorial. El PP de Sánchez Camacho cuenta con el programa más coherente, pero sin pasarse: Cataluña es una autonomía española, pero con el mismo principio de ordinalidad que propone el PSC: tanto pago, tanto recibo. Lo que Arenas criticó en Andalucía con el Estatut. Cuando el nacionalismo se coloca a la vanguardia, consigue su objetivo.