Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Chantaje inhumano

Marruecos no siente escrúpulos en arriesgar la vida de miles de niños y mujeres para sus planes políticos

Desde la Marcha verde, en la que Hassán II envió a millares de civiles para tomar la colonia española del Sáhara, teniendo en cuenta que Franco agonizaba y Juan Carlos no tenía intención de originar una matanza indiscriminada, como futuro jefe de Estado, las autoridades marroquíes, con su actual rey a la cabeza, saben que esa baza humana es la mejor infantería que puede utilizar para chantajear al vecino, en este caso España y a Europa. El pretexto de la invasión inhumana de Ceuta, donde gracias al heroísmo de guardias civiles, miembros del ejército y Cruz Roja -objeto de repugnantes críticas por su acción humanitaria- no se produjo una verdadera tragedia, salvando a bebés flotando en el agua, dando calor a los adolescentes y mayores que llegaban exhaustos a la playa de El Tarajal, de Ceuta, no se limita sólo a una protesta por la acogida sanitaria al líder del Frente Polisario, sino una advertencia de que el expansionismo del gran Marruecos comprende no sólo la zona saharaui, sino Ceuta, Melilla e incluso las islas Canarias.

La migración -es decir la desesperación de millones de personas que buscan lugares donde mejorar su existencia- es una tropa barata y fácil de manejar, como es el caso de los diez mil marroquíes, empujados a la invasión ceutí, incluso trasladándolos en autobuses, utilizando redes sociales para engañarlos de una acogida fácil y segura, abriéndoles las puertas de la frontera para que la multitud de adolescentes, mujeres y niños de corta edad, incluso bebés, salieran en tropel en busca de un mundo mejor que no sólo es España, sino la rica Europa, en una aventura en la que podían perder la vida, como en infinidad de veces ha ocurrido en otras circunstancias. Es inhumana esta acción por parte de Marruecos contra sus ciudadanos que tan poco les importa, en una sociedad desigual, empobrecida, donde hay una minoría enriquecida, cercana a la corona.

Ante un vecino capaz de cualquier cosa habría, al menos, que obrar con cautela e inteligencia, de la que carece el actual Gobierno español. El exvicepresidente Iglesias siempre ha apoyando el referéndum saharaui -con la misma irresponsabilidad que lo ha hecho para Cataluña- y el inefable Sánchez y sus asesores no midieron las consecuencias de un 'acto humanitario', sin dar debida cuenta del mismo a Rabat. Era el pretexto ideal para abrir esta crisis política y humanitaria. Ha hecho bien Sánchez en responder rápidamente para guardar fronteras tan difíciles de defender, incluso utilizando las dudosas, legalmente, 'devoluciones en caliente' que le criticó duramente a Rajoy. Pero debería haber previsto esta y otras consecuencias que se han abierto y se abrirán en las relaciones con un vecino tan poco de fiar y con tan escasos escrúpulos humanitarios.

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