Charles Chaplin

"La vida es una obra de teatro que no permite ensayos; por eso vive intensamente cada momento de tu vida"

Decía Charles Chaplin que siempre le gustó caminar bajo la lluvia para que nadie pudiera ver sus lágrimas. Si hiciéramos una reunión (virtual, eso sí) de quienes transitamos por este envejecido y maltrecho mundo, creo que esa, la de Charlot, sería una gran opción. Sobretodo para los que, como pequeños satélites, crecen a nuestro alrededor y no se acostumbran a nuestra permanente incertidumbre. Las cifras asolan, nos encogen el alma, turban nuestra razón y nuestra capacidad de entender este mundo. No arriendo la ganancia a quien corresponda tomar decisiones en circunstancias tan extremas. Se equivocarán. Seguro. Porque, en realidad, no sabemos nada. Bueno, sí. La certeza del chorro de Juanma Moreno: cerramos el grifo de la movilidad y la curva baja, y la economía se destruye. Si lo abrimos, abrimos también la esperanza de reconstruir. Pero las cifras suben y los hospitales se colapsan. Así, hasta la vacuna. Lo malo es que ni los expertos (que tampoco lo son en abrir y cerrar grifos), encuentran solución. Quizá sea mejor actuar a demanda: hospitales colapsados, grifo cerrado. Hospitales desatascados, abrimos otra vez. Así, repito, hasta la vacuna.

Pero estas líneas no van de eso. Van de Charles Chaplin, de una forma de ver y entender la vida cuando el sol se pone y parece que nunca va a salir. En esta carretera de sube y baja en que el Covid ha convertido nuestras vidas, en este tránsito del miedo a la resignación, de la esperanza a la frustración; en mitad de ello, conviene levantar la vista del suelo y no rendirnos nunca. "Lo peor en usted es que se niega a luchar, se da por vencida, no hace más que pensar en la enfermedad y en la muerte. Pero existe algo tan inevitable como la muerte: la vida".

Lo sé. Soy el primero en sufrir ese pellizco que a todos se nos atraviesa en el estómago cuando un día tras otro no avistamos ni un sólo rayo de sol ni esperanza. Hay días en que nuestra mente prohíbe respirar, que el miedo es el pan nuestro de cada día. Atrás quedaron días donde la ciudad era gente, y la gente era saludo, y detrás del saludo, una sonrisa. Y el trabajo. Sobretodo, la dignidad de un trabajo. Nos avisan de un invierno duro. Los medios de comunicación son un parte de guerra. "Sonríe aunque te duela el corazón. Sonríe aunque lo tengas roto. Aunque haya nubes en el cielo lo conseguirás, si sonríes a pesar del miedo y del dolor. Sonríe y tal vez mañana verás el sol brillando para ti".

Lo sabía. Chaplin lo sabía. Quizás propuso el momento de convencer a nuestro dolor que tiene que acotarse, que respetuosos con el virus, debemos seguir sorteándolo mientras abrimos nuestras puertas y le empujamos fuera de nuestras vidas. Por el bien de los que vienen detrás. Que queda mucho que sostener, que no podemos dejar todo al amparo de los grandes héroes de las ocho, de nuestros sanitarios. "La vida es una obra de teatro que no permite ensayos; por eso canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida. Antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos".

Pues eso. A luchar. Aunque la vida suba y baje todos los días. Aunque se abra y se cierre el grifo. Se los debemos a ellos, a nuestros pequeños, a los que miran fijamente nuestros ojos cada día y esperan que les digamos, por fin, que el sol ha salido.

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