AUNQUE todavía está sin fijar la fecha de las elecciones andaluzas, si bien lo más probable es que se convoquen para el 25 de marzo, da la impresión de que ya ha comenzado la campaña electoral, a la vista de la movilización de la que están haciendo gala tanto el PP como el PSOE, aunque, la verdad es que, en la práctica, ya empezó en paralelo a la de las generales.

Cierto es que, con el Gobierno de Zapatero todavía en funciones, a la campaña del PSOE andaluz le falta el argumento -que va a ser muy utilizado, ya lo verán- de la escasa sensibilidad social y los desequilibrados ajustes del Gobierno de Rajoy. Es decir, que ahora se afilan los cuchillos que se van a utilizar después de Navidad, porque ni siquiera se van a dar los cien días de gracia, ya que, si los dieran, se pasarían de la fecha de las autonómicas. De forma que, además de hacer músculo para dar esa batalla, lo que ahora absorbe los esfuerzos del PSOE andaluz es insuflar esperanza a su militancia y tratar de recuperar a parte de su electorado perdido. De ahí, el llamamiento a la heroica que hizo Griñán el miércoles pasado, pidiendo un esfuerzo titánico -así lo dijo Griñan- a la organización de la que es secretario general.

También están ocupados en restañar heridas y en que no se abran otras nuevas, y el mejor ejemplo está en lo ocurrido en Jaén, con el adiós en el corazón a Carmen Peñalver, y lo que conlleva de cariñoso coscorrón a María del Mar Moreno, como tributo de paz a Gaspar Zarrías quien, quiera o no quiera la cúpula regional de los socialistas, es todavía capaz de mover muchos hilos internos, y no sólo en Jaén. Y es que para el PSOE, Andalucía es el último reducto y es de suponer que está dispuesto a todo por conservarlo, aunque sea hacer de tripas corazón.

Por su parte, el PP, al que el sondeo del IESA, aunque realizado antes de las generales, le da la mayoría absoluta en las autonómicas, también está ya en clave electoral, suponiendo que Javier Arenas alguna vez la haya abandonado, alentado y alertado, por los resultados del 20-N y confiado en la pulsión de cambio que se palpa en Andalucía, y a la que el sondeo mencionado le pone números, cifrando en un casi 73% de andaluces que quieren un cambio político.

Pero también sabe Javier Arenas que la campaña de las autonómicas va a ser muy distinta de las generales, y que en los cuatro meses que quedan, el PSOE, todo el PSOE, va a echar el resto porque para ellos está en juego el perder el último bastión histórico del socialismo. Si eso ocurriese, los dejaría en la más completa penuria política e institucional. Así que esto, como ha quedado demostrado con el fiasco de la FAMP, va a ser un choque de trenes.

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