La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Cine: el tamaño sí importa

El acto de leer es independiente del formato y el lugar. El de ver una película cinematográfica, no

Una novela es la misma ya se lea en papel o en formato digital (aunque quien esto escribe encuentra indisociable del placer de la lectura el diseño del libro y el tacto y el olor del papel: los acariciadores y olfateadores de libros somos una secta lectora). En cambio, una película no es la misma si se ve en la gran pantalla de un cine o en un formato doméstico. Otra cosa son las series realizadas para ellos. Pero esto no es cine. Estoy de acuerdo con Spielberg cuando afirmó, generando una gran polémica, que las obras realizadas para las plataformas no deberían optar al Oscar, sino al Emmy, porque "una vez que te comprometes con un formato televisivo tu película es un telefilme".

Y si esto es así para lo específicamente hecho para ese formato, ¿qué decir de las películas cinematográficas reproducidas a través de los dispositivos domésticos? No sólo me refiero a las espectaculares en grandes formatos -Cinemascope, Vistavisión, Cinerama, Todd-Ao 70mm, Ultra Panavisión 70, Super Panavisión 70-, también a los clásicos en blanco y negro. No sólo quien no haya visto Vértigo, Lawrence de Arabia, West Side Story o 2001: una odisea del espacio en sus formatos de proyección originales no las ha experimentado realmente por bueno que sea el dispositivo doméstico, perfecta su definición, apabullante su sonido y grande su tamaño. Tampoco quien no haya visto el rostro de la Falconetti en gran pantalla -y en el silencio absoluto, sin acompañamiento musical, que pedía Dreyer para ver su obra maestra muda La pasión de Juana de Arco- la ha experimentado realmente.

Según la RAE la palabra cine -abreviatura de cinematógrafo- designa el local donde se exhiben películas cinematográficas, la técnica, el arte y la industria de la cinematografía, y el conjunto de películas cinematográficas. Todos la hemos utilizado para referirnos a las tres cosas. En esto se diferencia, por ejemplo, de la palabra literatura. Esta alude al arte de la escritura y al conjunto de las producciones literarias, pero no al soporte de la lectura ni a los lugares en que se lea. La literatura preexiste al papel, a la imprenta, a los libros, a las editoriales, a las librerías o a las bibliotecas. El acto de leer es independiente del formato y el lugar en que se haga. El de ver una película cinematográfica, no. Hay que preservar los cines, proyectando en ellos también los clásicos. Y crear una nueva palabra que sustituya cine para los otros productos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios