El termómetro

ENRIQUE NOVI

Cinismo de verano

ES como si en un partido pierdes porque te señalan tres penaltis injustos y después te enteras de que la noche anterior estuvieron de cena el entrenador del otro equipo y el árbitro". El entrecomillado es de Rajoy, que añadía: "En un país civilizado esto sería motivo más que suficiente para que el ministro Bermejo presentara su dimisión y el señor Garzón se abstuviese en el asunto que está conociendo". Rajoy se mostraba tajante ante lo que calificó como "atentado a la calidad de la democracia", "bochornoso", "degradante" y "acto obsceno". Y culminaba, "liquida cualquier apariencia de división de poderes y de imparcialidad de la Justicia". Se refería al encuentro que se produjo en 2009 durante una cacería -una actividad particular, por más tufo a franquismo que desprenda y por más casposa que al que suscribe le parezca- entre los por entonces ministro de Justicia y juez instructor del caso 'Gürtel' respectivamente. No pasaría un mes antes de que Bermejo se viera forzado a dimitir, y todos sabemos cómo acabó la carrera de Garzón.

Cuando lean estas reflexiones, el actual ministro del Interior, el pío Jorge Fernández Díaz, ya habrá comparecido ante el Congreso para explicar su versión del encuentro en su despacho con el presunto delincuente Rodrigo Rato. Cuando las escribo aún es un misterio cómo lo justificará, de modo que me planteo 3 hipótesis.

La primera: se trató de un encuentro personal entre dos amigos. En este caso no procede hacerlo en sede oficial. La segunda es que el ministro tenga por costumbre recibir a presuntos delincuentes en su despacho. Si es así, que nos cuente a cuántos ha recibido en la legislatura y que haga públicos sus nombres. La tercera es mejor no contemplarla, porque si sólo es a Rato al presunto delincuente que recibe en su despacho oficial, yo diría que el encuentro "liquida cualquier apariencia de división de poderes y de imparcialidad de la Justicia".

Y siendo una burla el encuentro en sí mismo, las explicaciones del partido son un ejercicio de cinismo, chulería y desprecio por la inteligencia de los votantes sólo posible en ese nido de corrupción llamado Partido Popular. Rajoy se ríe de nosotros eludiendo contestar a las preguntas de los periodistas con altanería y quitando hierro al asunto. Sus secuaces, Arenas y Hernando, confirman que nos consideran incapaces mentales cuando afirman que la reunión es perfectamente aceptable, y ¡un ejercicio de transparencia! Hay que tener la cara muy dura, porque todos sabemos que la cita no estaba incluida en la agenda oficial del ministro, y que nos enteramos de ella porque la publicó un periódico. Hay que ser muy cínico.

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