Tras repasar el arboricidio y jardinicidio que desgraciadamente practica y/o consiente el consistorio granadino, otro de los grandes problemas de nuestra ciudad y que está directamente relacionado con los anteriores, es el cementazo que padecemos.

Y es que ese cementazo característico de la fisonomía más fea de Granada se encuentra en todas partes, en parques, plazas, rotondas, edificios que suelen combinar cemento-ladrillo, y es producto del pésimo desarrollo urbano de Granada, que ha convertido a una ciudad inigualable por bella en sus enclaves más conocidos en una ciudad también inigualable pero por fea en el resto de su expansión urbanística.

Este cementazo ha convertido a Granada en una ciudad poco amable, cuando podía haber tenido una evolución urbanística modélica y ser una de las ciudades más bellas de España y el mundo. Porque la belleza de las ciudades debe predicarse de su conjunto, y no porque haya uno o varios monumentos magníficos y un barrio en consonancia la ciudad se torna en espléndida, eso hay que trabajarlo durante muchas décadas y muchas generaciones implicadas en esa conservación y embellecimiento, cosa que en Granada no se ha hecho.

Y como es inevitable la ciudad que tenemos, fruto de pelotazos urbanísticos, desaciertos, mal gusto y decisiones desastrosas e interesadas, toca centrarse en su embellecimiento, en que consigamos sacarle el mayor partido posible. Ello redundará en bienestar para los granadinos y en un turismo de mayor calidad.

Para disimular la ciudad-cementazo deben limpiarse todas las pintadas y multar a los grafiteros. A nosotros el Ayuntamiento nos fríe a impuestos y éstos, que tienen Granada hecha un asco, llevan actuando impunemente durante décadas.

Hay que ayudar económicamente a los vecinos para que adecenten sus propiedades ¿Conocen las casas de colores de Cuenca o Burano? Siendo viviendas, algunas muy modestas, poseen gran empaque y personalidad. Hay que fomentar que los granadinos utilicemos la carta de colores municipal.

Hay también que fomentar la regeneración de los espacios urbanos degradados y la rehabilitación del casco histórico y su habitabilidad, con cientos de viviendas y locales vacíos, inundados de carteles y pegatinas, que deben prohibirse y sancionarse. Rehabilitación pues de edificios, locales y zonas verdes armónica y coherente con el entorno.

Hay que limpiar Granada a conciencia y encastrar cientos de contenedores rebosantes y rodeados de basura, instalados muchas veces aleatoria e inoportunamente, véase Bibrambla o Plaza Nueva.

Hay que crear más masa arbórea y jardines y evitar el tráfico rodado en muchas vías.

Los políticos que no quieren mejorar y embellecer Granada no quieren a los granadinos.

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