Ciudad de la cultura

En la pandemia, descubrimos una Granada que se ofrecía más humana y solidaria. Pero ahora llega el momento de trabajar

Decía Unamuno que la libertad de un pueblo es su cultura. Que Granada es una ciudad que ha sabido ofrecerse como incomparable lugar de cruce y suma de culturas es algo, que hoy, que tratamos de salir de un episodio social que aún nos aboca a un tremendo desconcierto social, nos debe servir de guía y referencia futura. No en vano, la historia siempre devolvió ejemplos en los que pueblos deseosos de conservar su cultura, terminaban siendo pueblos de grandes valores sociales, pueblos donde la paz y la tolerancia se aúnan para, entre todos, reconstruir lo que alguien les privó.

En este sentido, el Palacio de Exposiciones y Congresos de Granada no podía permanecer al margen de este loable esfuerzo. En compañía del Ayuntamiento de Granada y la Junta de Andalucía entendieron que era momento de tirar del carro, de levantar la mano diciendo que allí estaban, que era momento de reinventar nuestra sociedad, de incorporarnos a esta mal denominada nueva normalidad. Y que esa reinvención debía comenzar contribuyendo a que todos, ciudadanos, negocios, empresas, servicios, industrias, vieran que el Palacio de Congresos se disponía al servicio de la ciudad y sus ciudadanos. En la pandemia, descubrimos una Granada que se ofrecía más humana y solidaria. Pero ahora llega el momento de trabajar. Y obliga a todos sin exclusión.

Un ciclo de artistas que ofrecen su identidad musical para arrancar el post. Artistas que comprenden que toca volver a saludarnos, volver a encontrarnos, artistas que no dudan en adaptarse, personal y económicamente, a los nuevos tiempos que toca vivir. Lo mismo que el Palacio, que ofrece lo único que podía ofrecer: sus espacios grandes y perfectamente adaptados a los tiempos que tocan. Un Palacio que espera, mientras la normalidad llega a sus instalaciones y a la actividad de congresos, formar al menos parte integrante de una unidad institucional y empresarial que permita demostrar la generosidad de todos y arrancar el motor cultural de Granada.

Esta debe ser nuestra ciudad. En todos los ámbitos. Es loable la colaboración del Palacio. Pero nos toca a todos. Que percibamos que no estamos solos. Que todos nos sentimos en la obligación de devolver un poco de lo que Granada nos fue entregando, que es momento de reiniciar la actividad cultural, la inequívoca seña de identidad de una ciudad como Granada. Y con el empuje cultural, vendrá el aumento del flujo de visitantes, la ocupación hotelera, la tapa, la cerveza, la comida… regresará lo que fuimos, y si entre todos lo logramos, nuestro esfuerzo, generosidad y entrega habrá merecido la pena.

Decía Mercedes Sosa que la cultura es lo único que puede salvar un pueblo, lo único, porque la cultura permite ver la miseria y combatirla, permite distinguir lo que hay que cambiar y lo que se debe dejar, como la bondad de la gente, compartir una empanada, un vino…

Como dice el título de esta gira, casi veinte actuaciones a precios muy económicos durante este verano. Viva la vida.

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