Quosque tamdem

luis Chacón

Ciudadanos Disney

SIEMPRE he defendido la idea de que las películas de Walt Disney, con tanto final feliz y tanta princesita remilgada, incentivaron la debilidad de pensamiento que asola Occidente. Quizá Disney tenía buenas intenciones pero creo que los niños que preferíamos los dibujos animados de la Warner acabamos más preparados para afrontar la vida real. Al fin y al cabo, es más fácil identificarse con el malhumorado y cascarrabias Pato Lucas que le grita reiteradamente a Bugs Bunny su mítico "eres despreciable" que con esos héroes blanditos que necesitan probarle el zapatito de cristal a su enamorada porque debieron olvidar su cara.

En función de esta personalísima teoría deduzco que los líderes de Ciudadanos han debido sufrir una infancia de largos atracones de videos Disney porque si no, no puedo entender su complejo y delicado planteamiento ante la actual situación política. Nuestra realidad no se cambiará desde la urna de cristal en la que los enanitos acomodaron a Blancanieves hasta que llegó el príncipe azul. Es más, no va a venir ninguno. Y lo mismo a Ciudadanos, tan exquisito para todo, no le convence el que venga porque tiene algún defectillo. Pero entre tanto, la deuda, el déficit, el paro, la crisis económica y las reformas constitucionales se han convertido en el Correcaminos -volvemos a mi adorada Warner- al que nunca va a ser capaz de dar caza el pobre Coyote aunque utilice todos los artilugios marca ACME que pueda adquirir.

La mayoría de los países de la UE están gobernados por coaliciones de partidos. La propia Comisión Europea cuenta con comisarios conservadores, socialdemócratas y liberales. Pero aquí parece herejía sólo plantearlo. Si Ciudadanos quiere realmente regenerar la política española debe asumir que sólo desde el ejecutivo pueden afrontarse, no las grandes leyes de reforma, sino su gestión diaria que es lo que realmente transforma un país. Ya lo explicó Romanones: "Hagan ustedes la ley que yo aplicaré el reglamento". Pues de leyes inútiles e inanes están los códigos llenos. Madurar es asumir responsabilidades y en política, la única forma de hacerlo es gobernando, decidiendo y gestionando. Si el señor Rivera quiere seguir actuando como las románticas damiselas decimonónicas que guardaban el vals para el joven de sus sueños, acabará como ellas, con el carné de baile en blanco y en un solitario banco del jardín. Y como diría Porky: "Eso es to…, eso es todo, amigos".

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