Quousque tamdem

Luis Chacón

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Ciudadanos en la encrucijada

Ya escribió Churchill que la política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez

Escribía este verano, refiriéndome al señor Rivera, que su personalísima dirección de Ciudadanos, un partido que se autoproclama liberal, estaba acabando con cualquier voz discrepante. Los liderazgos fuertes no se imponen; el jefe ordena y el líder inspira. Obvió aquella máxima de Maquiavelo que recomendaba al príncipe prudente rodearse de hombres de buen juicio, con plena libertad para decirle la verdad y se creyó Napoleón, olvidando que el bonapartismo siempre termina en Waterloo como vimos el pasado 10 de noviembre. Ahora, tras la debacle, a Ciudadanos sólo le quedan dos opciones, resurgir de las cenizas o aventarlas.

Lo más sencillo sería certificar su acta de defunción. Pero ya escribió Churchill que la política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez. Y no sería la primera resurrección política que viéramos. Ciudadanos empezó a tocar poder en Andalucía hace casi un año y consolidó su posición como miembro junior de un buen número de coaliciones de gobierno, autonómicas y municipales, tras las elecciones de mayo. La cuestión fundamental estará en comprobar si es capaz de rentabilizar los resultados que se obtengan. Ese será su mayor valor de cara a futuros comicios y sobre todo, para poder tener un futuro como opción política. Pero sin un programa claro, algo que le ha faltado en estos años de continua redefinición política, los logros que puedan obtener se quedarán en agua de borrajas. Además, sus socios de gobierno tenderán a presentarlos como exclusivamente propios.

Un partido sin dirección es como un ejército sin mando. Habrá quien contraataque y quien resista con heroísmo, quien se rinda o se pase al enemigo, quien deserte para volver a su añorada granja entre trigales y quien, libre de ataduras, acabe entregándose al pillaje. Si tan claro está que la sucesora natural es la señora Arrimadas no se entiende que se aparte de la gestora. Y mucho menos, que los responsables últimos del desastre de noviembre sean los que piloten este tránsito, preparen el congreso extraordinario y allanen el camino de quien ha de dirigir el partido en un futuro y a quien seguramente, exigirán la devolución de estos favores manteniéndolos en sus puestos. Este gatopardismo tan pedestre no permitirá que Ciudadanos resurja, más bien le llevará al desastre. Si se plantea la batalla igual que cuando se sufrió una derrota, difícilmente se alcanzará la victoria.

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