Balsas de piedra

ANTONIO DAPONTE

Ciudades y planes

¿Tiene el Ayuntamiento la capacidad necesaria para impulsar un cambio en nuestra planificación urbana?

Se han publicado muchos estudios científicos sobre el efecto que la planificación urbana tiene en la salud. El objetivo común de todo este esfuerzo investigador es identificar aquellos elementos urbanos que afectan a la salud de los residentes y facilitar que se pueda actuar sobre ellos para conseguir ciudades más saludables.

Cinco son los elementos considerados relevantes hoy en día en que la planificación urbana tiene un rol determinante, pues son indicadores de la calidad urbana para ciudades saludables: la contaminación atmosférica y el ruido del tráfico, causados por la intensa motorización de las ciudades; la existencia de espacios verdes; la capacidad de actividad física de los residentes, y las temperaturas.

Todos estos indicadores están íntimamente relacionados, y todos están determinados por la planificación urbanística que se hace desde las instancias locales, como demuestran esas ciudades reconocidas internacionalmente por su calidad para vivir; por ejemplo, Viena, distinguida con el índice mundial más alto. O el caso de Vitoria en España, en nuestro ámbito local. Estas ciudades comparten enfoques en planificación que han priorizado reducir el tráfico y con ello la contaminación del aire y el ruido, promover la movilidad activa (peatonal o en bicicleta) de sus residentes y extender los espacios verdes para contribuir a alcanzar niveles de actividad física recomendados por la OMS. Granada tiene una baja calidad en la mayoría de estos indicadores.

Recientemente se han publicado las conclusiones de un colectivo de prestigiosos economistas mundiales sobre el impacto que el cambio climático tendrá en nuestras vidas. El 76% considera que tendrá un efecto negativo en el crecimiento económico, y un 70% que aumentará las desigualdades sociales entre los territorios y ciudades dentro de cada país. La Unión Europea lleva años apuntando que seremos una de las ciudades más negativamente impactadas por el cambio climático, que perjudicará no solo la salud de los granadinos, sino que también reducirá el turismo, destrozará la agricultura y destruirá el empleo, es decir, nuestra calidad de vida y nuestras posibilidades de futuro.

El mes que viene quedarán dos años para el fin de la legislatura municipal y, además de pintar y borrar rayas en las calzadas de nuestras calles, ¿tiene el Ayuntamiento de Granada la ambición y la capacidad necesarias para impulsar un cambio en nuestra planificación urbana y colocar a esta ciudad entre las mejores y más saludables del planeta?

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