Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Comedia bufa

Las burradas de Iglesias ya no representarán al Gobierno de Sánchez que podrá dormir tranquilo

Decía la pasada semana que la política española se había convertido en un esperpento y el juego de reparto de cromos, surgido tras el 'terremoto político' de Arrimadas, con mociones de censura, reales o presuntas, en varias autonomías -Murcia, Castilla y León, Madrid, y las que estuviesen en sus manos-, estimuladas por Sánchez para tener otro posible apoyo parlamentario, era obsceno en estos trágicos momentos de pandemia, con cien mil muertos, cuatro millones de parados y ruina. Pero el esperpento, fracasado, ha desembocado en comedia bufa al renunciar Iglesias a la vicepresidencia del Gobierno -guardándose volver a su escaño aforado, si hiciese falta-, para competir con la "derecha criminal" de Ayuso y de Monasterio, por la presidencia de la Comunidad de Madrid, proclamándose líder de la gesta, cosa que ha irritado a la candidata de Mas Madrid, Mónica García, criticando el alarde de testosterona del todavía vicepresidente.

Su decisión ha originado un divertimento bufo en la política, en las viñetas humorísticas de los medios y en las redes sociales. Mientras Ayuso dice que los españoles le deben una por sacar al vicepresidente de la Moncloa, y el portavoz de Cs en el Congreso afirmaba que, al fin, los españoles podrán dormir tranquilos, sobre todo Sánchez, la verdad es que muchos ciudadanos nos indignamos cuando un vicepresidente del Gobierno comparaba la lujosa vida de Puigdemont en Bruselas con el drama de los exiliados republicanos huyendo de la muerte y la represión franquista. Tampoco era normal que un miembro destacado del Gobierno golpease a la democracia española, al sistema judicial, a los periodistas -'cloacas mediáticas', los definió si no aplaudían sus ideas-, o sus patadas a la Constitución y su enfermiza obsesión contra la monarquía parlamentaria

Como ciudadano o líder de un partido puede decir cualquier cosa y sus palabras merecerán o no ser comentadas. Pero eran inapropiadas sus sartas de burradas -o necedades- con su alta responsabilidad gubernamental. Ha elegido la libertad y estará presto a participar en la 'batalla de Madrid' para salvarla y convertirse en el Robin Hood o, en el peor de los casos, en la Rosario de Popeye, luchando con el cruel Brutus. En cualquier caso, está en su derecho, aunque los asuntos que preocupan a los ciudadanos en estos días no sean mociones de censura, bailes de sillones y elecciones. Nadie le quita importancia a Madrid. Pero no es más que la elección de un presidente o presidenta autonómica, como lo han sido Aguirre, Cifuentes o la actual Ayuso en Madrid, o Puigdemont o Torra en Cataluña. Dejemos que los madrileños decidan y asistiremos como espectadores a la nueva comedia bufa que nuestros políticos nos brindarán para entretenernos en estos momentos dramáticos.

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