Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

¿Cómodos o incómodos?

Si ir al centro va a convertirse en un suplicio, los de los barrios periféricos y área metropolitana no van ni a pisar Granada

Que hay que reducir la contaminación y mejorar la calidad del aire, nadie lo duda, y que es obligación de las Administraciones y de todos los ciudadanos, tampoco, pero convertir todo el gran centro de Granada, incluidos el Albaicín y el Realejo al completo, en zonas totalmente peatonales, y extender esta peatonalización radical incluso a la calle Palencia, Avenida de Dílar y carretera de Málaga, es algo que, a priori, parece excesivo, y que el Ayuntamiento tiene que explicar muy bien a los granadinos. Nadie duda tampoco que, además de los beneficios medioambientales de dicha drástica reducción del tráfico, en las calles más comerciales que se peatonalicen probablemente se incremente la actividad comercial, ya que los viandantes podrán comprar de manera más amable y cómoda.

Pero, si estas medidas tan radicales no van acompañadas de una red de trasporte público integral, con ramificaciones hacia todos los rincones de la ciudad, con gran frecuencia de paso y barato, y de una política de aparcamientos públicos económicos, el efecto perseguido de incentivo comercial puede convertirse en el contrario.

Si acceder al centro y a estas arterias no céntricas pero principales va a convertirse en un auténtico suplicio, cargado de gastos y/o etiquetas, los habitantes de los barrios periféricos y del área metropolitana no van ni a pisar Granada, y van a irse directamente al centro comercial más cercano a realizar todas sus compras. Además, no es entendible que muchas de esas calles que ahora pretenden peatonalizarse íntegramente estén siendo o hayan sido reformadas recientemente con ampliaciones de aceras incluidas ¿Por qué el Ayuntamiento se gasta nuestro dinero en obras que no van a servir en breve si es que esas calles van a peatonalizarse completamente? En fin, no sabemos si nos espera una ciudad más amable, o una ciudad imposible, blindada completamente para quienes no tienen la fortuna de poder pagarse una casa en el centro de Granada, ni de poder asumir un gasto en transporte público deficiente y caro, ni en aparcamientos públicos sólo aptos para millonarios.

Mientras Granada no tenga una red arterial completa de metro subterráneo y unos autobuses y demás transporte público con cero emisiones, todas estas medidas no van a conseguir casi ninguno de los efectos pretendidos. Además, no sólo hay que peatonalizar para conseguir una ciudad más amable, también hay que acabar con la degradación urbana de nuestra ciudad que provocan grafitis, suciedad, basura, mobiliario destrozado…, si es que pretendemos que granadinos y visitantes nos sintamos verdaderamente cómodos en Granada y no tan incómodos como ahora.

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