A pesar de los cientos de papeleras que hay en las calles de la ciudad para poder arrojar la basura, hay quien se sigue empeñando en ensuciar la vía pública. Desde luego, la desidia provoca una actitud pasota que hace que muchas veces se tiren los chicles al suelo, se eche el tique del supermercado por la ventanilla o se abandonen las botellas de cerveza en plena calle después de haber pasado un rato con los amigos. Está claro que son necesarias unas cuantas clases de convivencia ciudadana para evitar que continúe esta dinámica.

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