Convivir o confrontar

Tenemos derecho a conocer la hoja de ruta y las bases de la apuesta del Gobierno por la convivencia en Cataluña

El encaje de Cataluña en España es uno de los desafíos actuales que tiene pendiente una concreción satisfactoria para todos, si se quiere evitar todo el rosario de consecuencias políticas como las que hemos vivido tras la confrontación generada desde que el actual Estatuto de Cataluña sufrió un varapalo del Tribunal Constitucional y un boicot desde las filas del Partido Popular incluso, (como hace ahora con el asunto de los indultos), recogiendo firmas en su contra.

En la historia reciente de la política española y catalana hay errores y excesos de los que nadie está exento de responsabilidad. Creo que el independentismo catalán se lleva la palma, pero hay errores y excesos en el haber de todos.

Apostar por la convivencia es un objetivo loable en cualquier sociedad; objetivo al que hay que darle una oportunidad. La carta de Junqueras publicada hace pocos días en la que muestra un cambio de estrategia de Esquerra Republicana en la que (entre otras cosas) no establece la vía unilateral como preferente, abre algunas esperanzas. No es suficiente pero abre algunas esperanzas. Y merece la pena intentar la búsqueda de soluciones políticas que permitan la convivencia.

Pero es necesario hacer más explícito e inteligible el relato y el contenido de la propuesta del Gobierno, para que se pueda entender en su integridad esa apuesta por la convivencia y el diálogo. Un debate en el Congreso de los Diputados podría ser más que conveniente.

Tenemos derecho a conocer la hoja de ruta y las bases y fundamentos de la apuesta del Gobierno por la convivencia en Cataluña y entre Cataluña y el resto de España. Apuesta que yo comparto.

Pero también tenemos derecho a profundizar en la propuesta del Partido Popular para afrontar el problema político de Cataluña y con Cataluña. Mi impresión es que su propuesta es la imposición. La nada. El no, no y no.

Algo que alimentará más independentismo y más nacionalismo español ayunado a ampliar las expectativas electorales de la extrema derecha. Sin el Partido Popular creo que la solución por la convivencia es más difícil de conseguir. Y el fracaso de esta apuesta, si se produce, será en buena parte su responsabilidad histórica. Poner esto en evidencia en la sede de la soberanía popular es, muy probablemente, algo conveniente y necesario.

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