La Rayuela

Lola Quero

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Corpas y los milagros de la política

Tuvo que seguir por la tele y desde la cama el último pleno, que será recordado por la crispación. No lo merecía

Corpas y los milagros de la política

Corpas y los milagros de la política / Photographerssports

Quería dos meses más de vida. Supongo que serían muchas las cosas que José María Corpas, como cualquier ser humano, anhelaba hacer antes de que su mente y su cuerpo se apagaran el pasado 12 de mayo. Pero según cuentan compañeros y familiares del concejal de Economía de Granada, su máximo interés era tener tiempo suficiente para sacar adelante los presupuestos municipales, en los que había empleado sus últimos meses y sus últimos esfuerzos. Y no es una forma de hablar en este caso.

Todos los corporativos y los periodistas que informan desde el Ayuntamiento han sido testigos de cómo este hombre, que tenía sobre sí una verdadera y terrible sentencia, acudía a reuniones, comisiones y plenos en unas condiciones físicas en las que cualquiera ya se habría ovillado para descansar.

Su último expediente, para destinar 15 millones de ingresos extra a determinados servicios, quedó aprobado en el pleno del 6 de mayo, un trámite final que no pudo seguir en persona porque era ya inviable. Su compañera de vida, Lola Hidalgo, cuenta como anécdota que siguió desde su cama ese pleno por TG7 y que en el momento de la votación, supone que por inercia, levantó el brazo para dar su apoyo, aunque nadie lo viera ni contara en el acta de la sesión.

En cambio, lo que sí quedará reflejado en ese acta y lo que Corpas pudo ver en la tele pocas horas antes de su final fue el triste espectáculo de un pleno enfurecido, con una crispación política sin precedentes en la ciudad, que ensombreció todo lo bueno que él consideraba que ese expediente iba a traer para su ciudad. Debió de sentir tristeza porque si algo reseñan todos los políticos que le conocían es su talante y su forma de negociar y dialogar con todos. Justo lo contrario de lo que se ha instalado en la Plaza del Carmen. No lo merecía.

Quizás por eso tuvo especial interés en dedicar sus últimos pasos en este mundo a sacar adelante el presupuesto, porque sabía que con el panorama de crispación actual, y sin él para mediar, las cosas no serían fáciles. En un mundo de comisionistas millonarios en pandemia, de intereses partidistas por encima de todo, de peleas (que no debates) estériles con el ego por bandera, es casi milagrosa la última batalla contra el cáncer de Corpas por arañar días de vida que le permitieran dotar a esta ciudad de un presupuesto y con la certeza clara de que su persona ya poco tenía que ganar con eso. Un milagro en política, que también los hay, aunque la ciudadanía ya no crea en ellos.

Me consta que sus compañeros corporativos, no solo los del PSOE, están muy interesados en brindarle el último homenaje el día en que ese presupuesto, el de Corpas, quede aprobado por mayoría. Quien sabe si será por unanimidad. Se merece ese pequeño milagro, ¿no creen?

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