Mar adentro

Milena Rodríguez / Gutiérrez

Cortar y pegar

EN la isla de la que vengo, cortar y pegar, o más bien recortar y pegar, eran acciones cuyo significado estaba asociado al mundo de la infancia. En uno de los juegos más comunes, los niños recortaban figuras, generalmente muñecos, trajes, pero también, los niños más pequeños, figuras geométricas, y luego las pegaban en una especie de álbum, de cuaderno escolar. Con estas prácticas, los niños ejercitaban sus destrezas, sus habilidades manuales.

En los tiempos actuales, "cortar y pegar" ha empezado a ser una frase con un significado otro, una acción relacionada con ese mundo misterioso y aún insuficientemente explorado de Internet. "Cortar y pegar" es ahora una habilidad manual de otra clase, ha perdido la ingenuidad de lo infantil.

Los profesores de hoy, de Secundaria y de Universidad, están ya acostumbrados (es un decir) a ese nuevo significado de la frase. Los estudiantes, incluso los de Humanidades, frecuentan cada vez menos ese objeto que aún seguimos llamando libro, aunque ya con apellido, de papel. En su lugar, los alumnos acuden, casi de manera exclusiva, a la red. Allí se dedican, de manera preferente, a "cortar y pegar" y a convertir de este modo en suyo lo de otros. Quiero decir, los alumnos de estos tiempos plagian con tan poco esfuerzo, con tal nivel de desparpajo, que casi produce vértigo. A menudo, reproducen párrafos enteros y ni siquiera discriminan de dónde plagian ni leen lo que cortan y pegan, por lo que entregan sus trabajos con faltas de ortografía, incoherencias, con errores garrafales o, por el contrario, como si hubieran sido escritos por Roland Barthes.

Es esta práctica de "cortar y pegar" la que quiere combatir la Plataforma contra el Plagio creada en 2008 en la Universidad de Granada y que está utilizando una web de la Universidad de Maryland para detectar este plagio de hoy. La existencia de esta Plataforma es sin duda una buena noticia para la comunidad docente. Servirá para controlar, en alguna medida, este "corta y pega" escandaloso que casi se ha vuelto costumbre. La noticia será aún mejor cuando, como pretenden desde la plataforma, la práctica del "corta y pega" suponga duras sanciones para los profesores e investigadores que (también) la lleven a cabo: "la invalidación de la capacidad docente durante un tiempo o la rescisión del contrato de investigación", proponen desde la Plataforma. Y es que, como suele ocurrir en estos casos, la mejor manera de evitar el "corta y pega" entre los estudiantes es predicando con el ejemplo, no cortado ni pegado, de los que les enseñan.

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