LA gravísima crisis global a la que nos enfrentamos, que en la semana que acaba ha mostrado perfiles que ni los más pesimistas se atrevían a pronosticar, ha puesto de relieve, hasta el momento, la incapacidad de los gobiernos de Estados Unidos y Europa para poner en marcha medidas capaces de generar un mínimo de confianza en los agentes económicos, imprescindible para que los mercados se reactiven y puedan aparecer en el horizonte esperanzas de recuperación. Coincide esta situación con un alarmante falta de liderazgo que está siendo uno de los elementos que están contribuyendo decisivamente a agravar la situación. Las medidas adoptadas hasta ahora -el cierre de las Bolsas el pasado viernes es buena muestra de ello- no han servido en la práctica para nada, y si las reuniones celebradas por el G7 en Washington y la que mantendrán hoy en París los países de la zona euro no son acogidas este lunes favorablemente por los mercados, habrá que concluir que estamos en un túnel sin salida a la vista. Junto a la falta de liderazgo mundial, la crisis también deja a la luz la falta de cohesión europea. Que a estas alturas la UE no haya sido capaz de arbitrar un conjunto de medidas mínimamente eficaces es un fracaso no sólo para el presidente de turno, el francés Nicolas Sarkozy, sino para el propio modelo de construcción europea. Todos los indicios apuntan a que la reunión convocada para hoy en París a instancias de José Luis Rodríguez Zapatero concluirá con un plan para que los estados puedan entrar aún más en el capital de los bancos que estén en dificultades, con lo que los países del euro se uniría a la senda trazada por EEUU y el Reino Unido. Será, si se confirma, un paso importante. La pregunta es si esa medida por si sola va a ser capaz de reactivar la confianza y, por consiguiente, va a significar que la maquinaria crediticia se pone en marcha y la economía vuelve a funcionar. Lamentablemente, lo ocurrido hasta ahora no permite albergar demasiadas esperanzas. Mientras tanto, tras una semana negra, el mundo aguarda con la respiración contenida la apertura mañana de los mercados bursátiles. Hay demasiadas incógnitas y sólo una certeza: la situación, hoy por hoy, parece fuera de control.

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