La vuelta a la rutina es algo que el cuerpo humano tiende a rechazar, y cuesta dos o tres semanas acostumbrarse después de las vacaciones de verano. El cansancio es uno de los síntomas principales de este retorno y tiene la peculiaridad de manifestarse en cualquier momento y en cualquier lugar. Ese agotamiento deriva en un menor rendimiento, que puede llegar a ser contraproducente en el trabajo. La solución suele estar en una pequeña siesta para paliar los efectos. Y a falta de colchón, un banco en Plaza Nueva es un buen lugar para descansar.

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