Muy posiblemente, ese malabar anuncio del alcalde Paco Cuenca, de ampliar el tranvía metropolitano con una línea que iría de La Caleta a la fuente de Las Batallas, no es sino una de las zanahorias inventadas para poner delante del jumento electoral, intento, propuesta u ocurrencia que, como todos sabemos, el municipio granadino es, hoy por hoy, política y económicamente incapaz de afrontar. La cosa quizá fue por echar mano a algún paraguas en medio de ese pleno municipal del lunes, sobre el Estado de la Ciudad -el mal estado- en el que el gobierno de Paco Cuenca, viniéndosele encima los cielos políticamente tormentosos, no tenía filón propio del que echar mano para justificar la inacción, la parálisis profunda en ideas, propuestas y actividad que nuestro ayuntamiento sufre.

Paco Cuenca -y con él el gobierno socialista de Granada- transita los meses finales de su mandato, al que accedió, recuérdese, aupado muy especialmente por el grupo de Ciudadanos -C's- aunque ahora éstos, por boca del concejal Manuel Olivares, nieguen al Corregidor autoridad moral alguna. En aquellos momentos de la moción de censura, Cuenca ya estaba procesado o investigado judicialmente. Nada ha cambiado.

Excepto la instalación del Legado Lorca en Granada; cosa que venía aguardándose desde gobiernos anteriores; muy poco o quizá nada de verdadero calado -y que sea cimiento de futuro en la ciudad- está dejando este gobierno huero, cuyo paso por el viejo Convento del Carmen no es más que pena y ausencia de gloria: Escaso bagaje, como le dijo Rocío Díaz.

Y héteme aquí que nuestro alcalde, sin encomendarse a Dios ni a la Junta, se saca de la manga esa oferta preelectoral -infiable- sin haber sido capaz, hasta la fecha, de presentar un proyecto de presupuesto municipal.

El alcalde ha dicho lo del metro igual que la Junta prometió hace años un teatro de la ópera en Granada. Ni tiene voluntad, ni tiene dinero, ni la Junta, ni nadie se lo va a dar, porque de ampliar el metropolitano; y como su propio nombre indica; habría mucho que hablar con los alcaldes que hacen cola para que les instalen justamente una estación en su pueblo, si no pregúntenle a Antonio Narváez, de Churriana, a Vanesa Polo, de Las Gabias o a Francis Rodríguez Guerrero, de Alhendín. Y no llego a Otura por que no se diga que abulto el asunto intencionadamente...

Esto está acabado, si es que en alguna ocasión comenzó. Y quedan diez meses de calvario, para el alcalde Paco Cuenca y para quien no lo eligió, que fue la mayoría ciudadana. ¿O no?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios