La nueva normalidad está a la vuelta de la esquina. El próximo lunes el estado de alarma terminará después de más de tres meses y poco a poco la vida volverá a ser como antes. Acontecimientos como la apertura de la Alhambra o de Los Cármenes (que cada cual escoja su trinchera) ayudan a hacerse una idea de cómo será la vida en los próximos meses. Mirando en esa bola de cristal, parece incluso verse un futuro donde el virus vuelve con más fuerza, en China ya empiezan a saltar las alarmas, una situación que tiene todo el sentido mirando la desescalada a dos velocidades que hemos vivido: si en los primeros meses del confinamiento se decretó el cierre (casi) total del país, los metros de la curva los hemos bajado como un niño en bicicleta, sin frenos y con los pies fuera de los pedales. El miedo a una recesión como la de 2008 (cambiado la construcción por la hostelería) obligó a Sánchez a aflojar la mano y hubo quien cambió los aplausos a sanitarios por las ovaciones a turistas. Esperemos que podamos poner los pies en los pedales antes de que sea tarde.

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