Algunos jugadores de los All Blacks están en Granada. Quien más quien menos sabe quiénes son: miembros de la mejor selección de rugby del mundo, herederos de una tradición y cultura centenarias, pero para todos conocidos por sus famosas hakas, danzas tribales tanto de combate como de cortesía. Ha dado la vuelta, al menos a España, su interpretación de una de ellas en el Patio de los Leones de la Alhambra. Y al Patronato del monumento, en sus redes sociales, no se le ocurre otra cosa que decorar con el icono de un balón de fútbol americano la estancia de 'los hombres de negro' en los Palacios Nazaríes. No es la primera vez que pasa, ni la última que pasará, y es muy fácil: un balón oval no sirve para el mismo deporte al igual que el mismo esférico no vale para tenis y baloncesto. Falta mucha cultura deportiva en este país, tanto para quien le interese como para quien no, para apreciar la belleza y los beneficios de otras disciplinas que llenan recintos en todo el orbe. En España es fruto no tanto de una tradición en la que manda el fútbol, sino en modelos de negocio que exprimen hasta la última brizna de césped de un campo, en detrimento de otros deportes.

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