palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Degradación

UNA cosa es la penuria y otra la mamandurria; una cosa la pobreza y otra distinta la inconsciencia. No vale confundir. El Ayuntamiento de Fuente Vaqueros ha contratado para el apoteosis musical del Cinco a la cinco, el aniversario del nacimiento de García Lorca, a David de María, una especie de bisbal más apropiado para cerrar las fiestas del pueblo que para conmemorar una celebración que durante años puso en primera plana del mundo al pueblo natal. Hay antecedentes. Entre contratar a Camarón de la Isla, Joaquín Sabina. Amancio Prada, Quilapayún, Enrique y Estrella Morente, Paco Ibáñez (que actuaron en su día en la llamada Fiesta de la Libertad) o tirar de David de María hay una diferencia menos económica que de estilo, más de instrucción que de ahorro. No sé qué cobra el mencionado De María por actuar en Fuente Vaqueros pero estoy convencido de que su contratación no ha estado mediatizada por la tenaza de los recortes. Es más, creo que con el cuento de los recortes se está imponiendo una degradación nunca vista de los hábitos culturales. No seré yo quien abomine de la música de David de María ni de ninguno de los músicos de Operación Triunfo pero sí de la degeneración del gusto que fomenta la Administración con la excusa de los recortes.

Bien es cierto que no es la primera vez que ocurre algo semejante en Fuente Vaqueros. Hace años organizó una semana de teatro donde el Santo de la Isidra de Arniches era el montaje más elevado. Si aceptamos genéricamente que lo popular (un concepto resbaladizo donde los haya) es mérito suficiente para contratar a quien sea para actuar a donde sea terminaremos los festivales internacionales de música con la cabra Margarita y el solo de trompeta del domador. ¿Acaso Haydn o Telemann no escribieron conciertos para trompeta? ¿Acaso no estamos obligados a enmaridar lo popular con lo culto? ¿Acaso son indignas las cabras? ¿No han formado parte de la vida del hombre desde la noche de los tiempos? Y ademas está el queso, claro. Concierto para queso, trompeta y orquesta de cámara.

Han volado los dineros destinados a la cultura y lo restante es puro desconsuelo. Pero la degradación de los conceptos no está relacionada forzosamente con la disminución del presupuesto. Ahí está, sin ir más lejos, Cines del Sur, esa maravilloso y coherente certamen que organiza José Sánchez Montes que, aunque ha sufrido año a año las mermas de la administración, no ha traicionado el modelo ni la intención que inspiró el primero. En cultura, cuando hablamos de valores, no hablamos necesariamente de economía.

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