Las cosas de palacio van despacio, y en la administración más. Por eso sorprende lo rápido que la Junta de Andalucía ha desbloqueado la mayoría de arreglos que quedaban pendientes en Granada por las obras del Metro, que lleva dos años y pico funcionando, pero donde algunas calles seguían con el mismo aspecto destartalado que durante la construcción de la infraestructura. Más allá de las responsabilidades políticas de por qué no estaban estos arreglos, como el del eje Arabial-Palencia y ahora el de los Paseíllos Universitarios, ya que todos los colores tenían algo que decir en cada momento, lo que esto debe servir es para que las instituciones tomen conciencia de que cuando se meten máquinas en las calles, toda obra debe ir lo más rápido posible. Porque los nueve meses que durarán estas actuaciones se sumarán a los diez que duró la construcción del Metro en sí, con sus correspondientes parones, y luego a estos se le añadirán los que duren los futuros proyectos del Metro por otros pueblos y por el centro de la capital. Y todo será volver a empezar. Por favor, celeridad.

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