hoja de ruta

Ignacio Martínez

Derecho de admisión

CUANDO en 2004 Manuel Pimentel fundó el Foro Andaluz, en vísperas de las elecciones autonómicas, se empeñó en que una organización de nuevo tipo debería ser abierta y casi asamblearia, frente al asfixiante control de los aparatos sobre lo que se hace, se decide y hasta se piensa en el interior de las fuerzas políticas clásicas. La idea era noble, pero poco práctica. Se metieron en el Foro muchos andalucistas moderados, de buena fe, que añoraban la existencia de algo nuevo, pujante. Pero, de camino, se colaron personajes descarriados, rebotados de otros partidos, cuando no expulsados por corrupción. Eso frenó el impulso de su fundador y la aventura quedó en nada.

A los jóvenes indignados les ha pasado algo parecido. Si no está reservado el derecho de admisión, y el movimiento asambleario no controla a quién tiene en sus filas, basta un pequeño grupo de incontrolados violentos para cargarse una imagen que había levantado la simpatía ciudadana. Es difícil discutir que tenemos una democracia poco representativa, que los más débiles son los que más sufren las consecuencias de la crisis y que los causantes -los banqueros, sin ir más lejos- se han ido de rositas. Pero si el movimiento del 15 de mayo representaba un soplo de aire fresco para la sociedad española, la violencia ejercida en las puertas del Parlamento catalán el miércoles genera el sentimiento contrario.

Cualquier sana iniciativa social puede convertirse en un acto antisistema, con una argucia perversa. Y esto no sólo atañe a los proyectos alternativos. Esta semana han dimitido tres magistrados del Tribunal Constitucional, indignados por la incapacidad de PP y PSOE para ponerse de acuerdo en el Congreso para renovar cuatro puestos vacantes en la institución desde el mes de noviembre. En el Senado se acumuló un retraso de tres años. Ahora, como entonces, los populares están empeñados en colocar en el puesto a un juez que los socialistas consideran que no cumple con los requisitos de antigüedad y ecuanimidad. En el PP dicen que media una enemistad personal del portavoz del PSOE José Antonio Alonso. Ya ven, el derecho de admisión provoca comportamientos antisistema por doquier. Nadie se libra.

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