Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Desenlace de un desencuentro continuado

ENTRE todos lo alancean y el fútbol sobrevive por inercia y sin saber cómo, de qué manera. Una pena que los desencuentros personales, inquina incluida, hayan devenido en el anuncio de un paro de las competiciones. Todos estos barullos se sabe cómo empiezan y nunca cómo van a terminar, pero la verdad del asunto es que el fútbol no puede estar dirigido por una cúpula tricéfala en la que la animadversión es su común denominador.

También es cierto que todas las partes, a excepción de ese sindicato de futbolistas que sólo ha logrado distorsionar la realidad del conflicto, tienen sus razones para no llevarse bien. Cardenal, el jefe del deporte español, fue cocinero de Villar antes de ser fraile de Rajoy, luego no se termina de comprender el desencuentro. O quizá todo empezó cuando Hacienda empezó a meter la lupa en el fútbol modestísimo y Villar respondió dejándole de invitar a los partidos de la selección.

Y ahora se ha aliado con Tebas para irritación supina del ex futbolista. A Villar se le nombra a Javier Tebas y le entra urticaria porque conoce a la perfección al controvertido letrado oscense. Así el campo de juego, la aparición del decreto para la venta centralizada de los derechos televisivos se ve en Las Rozas como una traición. Téngase en cuenta que solapado con lo de la tele va un obús a la línea de flotación de una Federación a la que se le amputan demasiadas competencias.

Y, conflicto tras conflicto, desencuentro tras desencuentro, el fantasma de un paro, huelga para esa siniestra AFE de Rubiales, que es como desenterrar un hacha de guerra nocivo para el fútbol. Para todo el fútbol, desde el Atleti-Barça de ese día al partido más ínfimo en el último rincón del país. ¿Pero se hará realidad el drama? Tiempo hay sobrado para evitarlo, pero mucho más fue el que hubo para el consenso y se desperdició, conque, particularmente, me temo lo peor.

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