La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Desenterrar a Franco

La ideología depende del marketing político más que de la responsabilidad de proponer leyes y no conflictos

Una de las señas de identidad del PSOE en la trifulca politicoide es la de rescatar a Franco de su tumba y sacarlo en procesión cada finde. Adjudicando el porte del féretro y las dolientes con velones y mantilla enlutada a las mujeres y hombres del PP, se garantizan revivir una relación imaginaria entre el régimen del dictador y un partido democrático nacido casi veinte años después de su muerte.

Su intención política y electoral es recurrente y cansina. Especialmente apelable cuando sus vástagos más acérrimos amenazan con abstenerse de votar al partido del puño y la rosa. Franco es la señal de humo con la que les piden que vuelvan.

La socialista Adriana Lastra, portavoz en el Congreso del reducido Grupo de Pedro Sánchez, siguió la hoja de la furibunda ruta de su tocomocho. Acusó a la derecha en un mitin de enaltecimiento guerracivilista, de haber "nacido para matarnos". No veo yo a Pablo Casado, Cospedal, Soraya o Feijoo con pinta de matariles. Ni siquiera en películas de Tarantino.

El Valle de los Caídos es una de las dos trampas con las que el PSOE suele intentar cazar al PP más impulsivo. La otra es la memoria histórica. Ambos son instrumentos recurrentes para distinguirse como opción principal de la izquierda. Echan el cebo cada tanto y siempre pican el anzuelo los más incautos de la derecha democrática.

Lanzando el reto del desentierro de Franco, de la memoria avergonzada por tener los restos del dictador en ese mausoleo, desvían la atención para que no se hable de esa "menudencia" de alcanzar la Moncloa con el apoyo de terroristas, separatistas y demás enemigos de España. De paso ven cómo la caja de ingresar votos de la guerra civil hace clin-clin. La recaudación debe irles bien porque insisten.

La intención es ver al PP, que se deja, al borde del precipicio de la intolerancia. Vincularlo con un extremo ideológico que limpie el llamado camino del centro para la próspera cosecha de Pedro Sánchez y aferrados.

La ideología tiene hoy el arraigo que ordene el titular de prensa o el total televisivo. Depende del marketing político más que de la responsabilidad de proponer leyes y no conflictos. Ir más allá es gana de pasar inadvertido.

Deberían fijarse mucho más en nuestra Transición que en su propio sectarismo. Y dejar a Franco bien muerto de una vez.

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