Ni los jóvenes están enganchados al móvil, ni los más mayores no saben manejarse con las nuevas tecnologías. La realidad, como siempre, está en punto intermedio, y lo cierto es que cada persona es un mundo y por eso habrá adolescentes que prefieran tener un libro entre las manos y jubilados que lleven siempre el smartphone en el bolsillo por si necesitan hablar con sus hijos o nietos.
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