Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Difícil retorno

A todos nos cambió el virus. Aunque hay quien se lamenta de que no hubiéramos tenido suficiente

Se pone difícil retomar la vida que en tiempos llamamos 'normal'. Ir al trabajo (físico, claro); llevar los niños al cole (actividad de alto riesgo); tomar algo con los amigos (ya solo de día casi)... Vivimos una normalidad alterada, improvisada, en la que esquivamos cada instante los mil y un contratiempos que surgen en lo cotidiano. Creativos a la fuerza a base de cambiar planes dos, tres o cuatro veces cada vez que surge un repunte o que te comunican el cambio de normativa que, como puede, se adapta, si puede.

Hay aceptación a regañadientes de lo que nos toca vivir. Pero, sobre todo, una idea rectora de que pasaremos por lo que sea menos por volver al confinamiento. Solo pensarlo se le abren las carnes a cualquiera. Ahora que podemos más o menos movernos y entrar y salir de casa y hacer nuestra vida sería letal para todos regresar a la mesa camilla y a engullir series como posesos.

A todos nos cambió este virus. Aunque hay quien se lamenta de que parece que no hubiéramos tenido suficiente y que quisiéramos más de aquella amarga medicina que nos tuvo enjaulados en nuestras casas, solo conectados al mundo a través de los ordenadores, los teléfonos y las pantallas. Se diría que nos dimos demasiado pronto a la olvidanza y llegó el verano y apetecía irse a tomar algo y se relajó todo hasta el punto de que vimos bares repletos de gente que, evidentemente, no acudían allí precisamente a guardar distancias. Tal vez estos repuntes de fin del verano alterado sean consecuencia de la necesaria búsqueda del contacto físico que se desató este verano, además de los desplazamientos de población que, también, inevitablemente, necesita cambiar unos días de aires para sobrellevar esta realidad densa y escarpada que atravesamos.

Volvió el pánico con la vuelta al cole que ha evidenciado las carencias de los dirigentes. Y llega la razonable rebeldía de los padres que velan siempre por sus hijos. Y hacen bien. Antes que nada, los hijos, frente a quien sea y contra quien sea, aunque sea el Estado.

Hay que rescatar el optimismo. Pasará todo esto. Las vacunas se aceleran. Los hospitales aguantan mejor que en marzo el subidón de casos. La población responsable tomó nota de que sólo actuando con conocimiento lograremos superar esto. Todos juntos, aceptando, ayudando, mirando todos por todos, pronto, o eso espero.

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