La columna

juan Cañavate

Divorcio previsible

MÁS que complicadas operaciones matemáticas o sesudos análisis políticos, basta con echar un ojo al calendario para concluir en que existen bastantes probabilidades de que al actual gobierno de Susana Díaz en la Junta de Andalucía le queden de vida dos o, como mucho, tres meses de vida.

Y no parece que esta más que predecible crisis sea una cuestión generada por la difícil situación política del país ni por un problema interno del PSOE ni tan siquiera por un grave desencuentro entre los dos partidos que forman el gobierno de coalición en Andalucía, PSOE e IU. Lo cierto es que, a pesar de los malos augurios de un sector bastante cerril de IU y de otro no menos montaraz del PSOE, que sin tapujos ardían en deseos de que la izquierda en Andalucía diese un ejemplo de becerrada racial o marital y acabase a topetazos, la coalición ha funcionado más que bien, o al menos, esa imagen es la que nos ha llegado a los que solemos estar al margen de los entresijos de la cocina del pastel, pero hemos podido observar comportamientos no sólo cordiales, sino además leales en estos años de vida en común.

El problema está, más que nada, en que en el mes de mayo, hay unas elecciones y no parece lógico que, tal como está el reparto del voto de la izquierda, se pueda mantener hasta esas fechas una imagen de coincidencia de gobierno como el que actualmente funciona en Andalucía.

Aunque ya se sabe que en estos cálculos intervienen siempre factores impredecibles que cuadran poco con las ecuaciones y que le pueden dar la vuelta a todas las probabilidades más posibles o a las posibilidades más probables.

IU, por ejemplo, y aunque aun no sepa si con forma de sopa de letras, agrupación de electores o simple precipitación en fluido, es bastante probable que acuda a esas elecciones a través de Ganemos , proyecto al que aún no se sabe si se sumará o no Podemos. En uno y otro caso, difícil lo tiene IU en ese guiso, si para esas fechas sigue formando parte del gobierno con el PSOE.

Garzón, flamante nuevo líder de IU, ya soltó hace unos días un sonoro pildorazo a doña Susana que la presidenta no tardó en responder con contundencia, cerrando de momento los flecos de la controversia. Pero bien digo de momento, porque daba la impresión de que Garzón sólo probaba la capacidad de respuesta del presunto contrincante y que la cosa no había hecho más que empezar. Lo que sí estaría bien, y dado que el matrimonio no ha ido demasiado mal y ha recibido generales parabienes, es que la separación fuera de esas de mutuo acuerdo, cordial, afable y sin trifulcas y que nos ahorraran a todos los que hemos sido invitados un espectáculo de fin de fiesta que nos dejara un amargo sabor de boca. En serio.

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