público y privado

María Escudero

Desde Dubrovnik

ESTOY en Croacia asistiendo a la reunión de otoño de la Asamblea Parlamentaria de la Organización para la Seguridad y Cooperación Europea (OSCE).Llevamos varios días en Dubrovnik parlamentarios de cincuenta y seis países analizando la situación de los países del este europeo y del Mediterráneo. Inmersa en análisis de política internacional y debatiendo sobre cómo ayudar desde las democracias consolidadas europeas, aunque ahora cuestionadas, a que se desarrollen sistemas democráticos en los países del norte de África para que la primavera árabe pueda florecer. Las sesiones de trabajo son largas pero también estamos disfrutando de la ciudad que es sin duda una de las más bonitas del mundo, declarada Patrimonio de la Humanidad y perfectamente conservada a pesar de que fue gravemente destruida durante la guerra de la antigua Yugoslavia.Aún estando tan lejos no puedo dejar de pensar en Granada, más bien yo creo que la lejanía mejora la visión de lo que habitualmente tienes tan cerca. Por eso pienso en mi ciudad y me pregunto porqué está tan sucia, porqué está invadida por pintadas y "grafitis", porque el Ayuntamiento no pone en el centro de su agenda política el patrimonio cultural y se permite abandonar a su suerte al Albaicín poniendo en peligro no sólo al barrio árabe sino a la declaración de la Alhambra puesto que están vinculadas.

Para el equipo de gobierno del ayuntamiento de Granada el patrimonio cultural es exclusivamente un recurso económico a explotar,de hecho las competencias están desdibujadas en el organigrama municipal donde no existe un modelo de ciudad cultural que es lo que nos define en el mundo. La política respecto del patrimonio histórico se basa en ocurrencias más o menos disparatadas carentes de una planificación y una gestión adecuada para una ciudad que está pidiendo a gritos un nuevo modelo de gestión basado en el rigor y en la sostenibilidad.

Aunque conozco las prevenciones ya anunciadas de Unesco e Icomos (que son las instituciones competentes) sobre el ascensor propuesto por el alcalde para acceder a la Alhambra no voy a pronunciarme sobre una cuestión que considero debe abordarse desde criterios profesionales que tengan en la conservación del patrimonio su principal objetivo.Pero si como concejala de la oposición denuncio la falta de ambición y el proyecto ramplón y hasta expoliador que tiene el PP de Granada para la ciudad.

La ciudad necesita que estudien otros accesos alternativos a la Alhambra y colaboren con lealtad con su Patronato (del que el Alcalde es vicepresidente), que presten atención al Albaicín (aprobando su plan de protección), que no intenten destruir Valparaiso, que se planteen la posibilidad de la ampliación de la declaración de Patrimonio Mundial al centro histórico y el uso museístico del Convento de la Merced (propuestas anunciadas en el Programa con el que los socialistas nos presentamos a las elecciones municipales), además de un Plan de recuperación de las murallas de la ciudad.Desde la oposición se hacen propuestas serias y razonadas, ellos mientras hacen oposición a la oposición; así nos va.

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