Duelo entre dos renacidos a lo Leonardo DiCaprio. O entre dos Michael Myers a quien nadie puede matar y cada noche de Halloween regresa a Haddonfield. O entre dos vampiros que al final de una película se quedan en los huesos al darles la luz del sol para regresar en la siguiente tan lozanos. O entre dos conejitos Duracell. Duelo entre esas criaturas a las que se da una y otra vez por derrotadas o muertas, pero siempre regresan.
Todo el mundo dio por políticamente muerto a Pedro Sánchez tras su defenestración en septiembre y octubre de 2016. Pero el hombre cogió su Peugot, en mayo de 2017 volvió a ser elegido secretario general derrotando a Susana Díaz y a Patxi López, en mayo de 2018 se convirtió en presidente por accidente de moción de censura y ahora está intentando serlo de verdad desesperadamente, sin haber alcanzado la mayoría parlamentaria. Del debate del lunes salió intelectual y dialécticamente muerto. Y ahí que anda -hoy se verán los resultados- intentando renacer otra vez vía pactos, cada vez más achicado frente a Pablo Iglesias pero decidido a ser presidente le cueste lo que le cueste y nos cueste lo que nos cueste; porque el precio de los pactos lo pagará él en pérdida de poder e inestabilidad, pero también lo pagarán los ciudadanos si el acuerdo con Unidas Podemos sale adelante (al igual que lo pagarán si no hay pacto y se va a otras elecciones: en cuestión de pérdidas los ciudadanos siempre llevan la peor parte).
Frente a él otro renacido: Pablo Iglesias. Tras las crisis internas y purgas en su partido, la desafección de casi todos los fundadores, la ruptura con Errejón, el pésimo resultado en las últimas elecciones y el ninguneo al que Sánchez le ha sometido era, si no un cadáver político, sí un líder muy debilitado. Pero tras la treta de su renuncia a entrar en el Gobierno para colocar en a sus peones (e incluso a su reina) y sobre todo tras su intervención del lunes, en la que dejó KO a Pedro Sánchez batiendo el récord de Zolani Tete cuando dejó KO a Siboniso Gonya a los 11 segundos del combate por el título mundial del peso gallo, ha resurgido con una fuerza que parecía haber perdido. Como Popeye tras ingerir espinacas o Bertie Wooster tras tomarse el preparado de salsa perrins, huevo crudo y pimienta que inventó su fiel Jeeves para resucitar tras la resaca.
De estas dos criaturas depende, en una parte importante, nuestro futuro inmediato. Oigo, patria...
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