La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Educación: errores y disparates

La imposibilidad de lograr un pacto educativo aumenta la brecha entre alumnos de las diferentes regiones

Fue un inmenso error, del que son corresponsables PSOE y PP, transferir las competencias en Educación a las comunidades autónomas y hacer dejación de las competencias del Estado. No solo por los casos vasco y catalán, permitiendo el adoctrinamiento nacionalista, sino por el disparate que ha establecido algo parecido a 17 sistemas educativos. Y lo peor es que se trata del tipo de error más grave: el que no admite marcha atrás. Empeorado por la imposibilidad de nuestra endeble clase política para alcanzar un pacto de Estado sobre la educación.

Ha sido noticia que la Asociación Nacional de Editores de Libros de Enseñanza (Anele), al presentar el informe El libro educativo en España para el curso 2019-2020, y la Federación de Gremios de Editores de España han denunciado los "mecanismos bastardos" que utilizan las comunidades autónomas para que los libros de texto "digan lo que ellos quieren y no lo que dice la ciencia" y la "normativa desaforada" que obliga a poner en el mercado 51.528 títulos entre manuales, cuadernos de trabajo, libros para el profesor y materiales complementarios. Según el director ejecutivo de la FGEE "cada comunidad autónoma tiene su manía, y es una falta de respeto a la libertad de cátedra. Presionan los consejeros, los viceconsejeros y los directores generales, pero no lo hacen por escrito, lo hacen en reuniones, porque dicen cosas absurdas".

¿Ejemplos? Los catalanes quieren que en los libros de historia se hable de la inexistente Corona Catalanoaragonesa (por lo que cada año protesta Aragón) y de Wilfredo el Piloso (no el Velloso) pero no de los Reyes Católicos. Los castellanomanchegos quieren que en un libro de FP la información sobre las cajas de cambios se adapte a la realidad autonómica. Los canarios, que no tienen ríos, piden que se suprima la frase "los ríos son grandes lugares de asentamiento y civilización". Los valencianos cargaron contra Lázaro Carreter por sostener que el valenciano es un dialecto del catalán. Y a los andaluces les molestó que en un libro de Música no se citara el tambor rociero.

Anécdotas, sí. Pero que apuntan a algo más serio. Desde Anele se advierte de que "la situación política española y la imposibilidad para alcanzar un pacto educativo que permita dar estabilidad y coordinación al sistema está acrecentando la brecha y la desigualdad entre alumnos de las diferentes comunidades autónomas".

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